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Unas treinta personas de la familia Hernández, reunidas en Salamanca.

Una cruz en recuerdo de un misterioso asesinato

Los descendientes del médico Antonio Hernández rinden homenaje en Almeida de Sayago a su antecesor

Isabel Alonso

Salamanca

Domingo, 1 de junio 2025, 11:51

Hay historias que unen a las familias en el tiempo, aunque ocurrieran hace más de un siglo. Una antigua cruz in memorian colocada en el pueblo zamorano de Almeida de Sayago ha unido a la familia Hernández con su antepasado, el médico Antonio Hernández Tejedor, en un acto de recuerdo a su figura y a un triste final que durante años estuvo envuelto en misterio.

Para conocer la historia del doctor Hernández hay que remontarse en el tiempo hasta el siglo XIX, cuando llega a Almeida de Sayago para ejercer su profesión. En la zona vivía también un barbero-sangrador, un personaje típico de aquellos años que se encargaba de realizar pequeñas intervenciones, como sacar dientes y muelas o sangrar a los enfermos. Estos curanderos no tenían ninguna formación académica, lo que provocaba que no fueran bien vistos por los galenos.

Cuentan las crónicas de la época que por aquel entonces, noviembre de 1890, el médico se dirige al pueblo vecino de Carbellino para ver a un enfermo. Allí se encuentra con el veterinario de la localidad, deciden emprender el camino de vuelta juntos... y ahí comienza el misterio.

El médico muere en el camino, mientras que el veterinario consigue regresar a duras penas a Almeida de Sayago, «pero tan demudado que ha perdido la palabra y al parecer también la memoria», como recogen los periódicos de la época. «El veterinario da ligeramente a entender con sus ojos que algo terrible debió ocurrir», se lee en las antiguas crónicas que hablan ya de un «misterioso crimen» que se cobraría a una segunda víctima, el veterinario, poco después.

Nada se supo de lo que pasó aquel día hasta algunos años después, cuando el barbero-sangrador decide confesar en su lecho de muerto que él fue el autor del doble asesinato.

Así, el día del asesinato, el médico tuvo la mala suerte de encontrarse con el barbero-sangrador en Carbellino, que rápidamente invitó tanto al galeno como al veterinario a tomar un vino en su casa antes de volver a Almeida. El hombre odiaba al médico, al que directamente acusaba de haberle dejado en la ruina, por lo que tenía preparado un veneno que vertió en la bebida que mataría a ambos.

La antigua cruz en Almeida que recuerda aquel suceso ha sido, más de un siglo después, el lugar elegido por la familia Hernández, parte de ellos salmantinos, para rendir homenaje a su antepasado.

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