Críspulo, toda una vida dedicada al ferrocarril
La estación de La Fuente de San Esteban fue la última en la que estuvo durante sus más de cuarenta años de trabajo
Vasta es la forma más sencilla y precisa para calificar la experiencia de Críspulo López en el sector ferroviario. A sus espaldas tiene más de cuarenta años de trabajo en estaciones de tren, y sus ojos han visto subir y bajar a miles de pasajeros a lo largo de ese tiempo, al igual que ha visto cómo la vida de dichas estaciones se apagaba con el tiempo. La Fuente de San Esteban es una de las estaciones en las que ha trabajado durante gran parte de su carrera, y fue, de hecho, el último jefe de estación del municipio.
“Vine aquí con siete años porque mi padre era el jefe de distrito de la línea de Barca de Alba. Entré con 18 años en Renfe”, comienza diciendo. Desde entonces, y hasta que se prejubiló el 20 de abril del año pasado a la edad de 62 años, ha atendido diferentes estaciones de tren, trasladándose a medida que estas cerraban.
“Estuve fuera seis años y con 25 me vine a Sancti Spiritus; cuando la cerraron fui a Aldehuela de la Bóveda y cuando esta cerró me vine aquí a La Fuente y aquí he estado cerca de treinta años”, señala. De ser siete en tiempos más prósperos pasaron a ser tan solo dos. “Ahora la estación está a cargo de unos señores que si hay algún problema lo atienden. La circulación ahora se lleva desde León”, explica.
Su trabajo era garantizar el correcto funcionamiento de este epicentro de la localidad. “Nos hacíamos cargo de ella, abríamos las estaciones que fueran necesarias, y atendíamos el problema que hubiera. Nos hemos ido jubilando todos”.
Recuerda además, con un cariño especial, recorrer de niño la estación junto a su padre en la época de los transbordos, cuando los portugueses llegaban tarde y hacían noche allí. “Ha cambiado totalmente”, lamenta. “Hacían hasta bailes con acordeón en el andén, había muchísimo ambiente, la estación era un barrio. Luego, poco a poco, se fue apagando, fueron quitando cosas hasta que no quedó nada”, señala con tristeza.