Castellanos de Moriscos, unido en torno a la gran paella del verano

Comer todos juntos ha sido siempre símbolo de unión y en la localidad de Castellanos de Moriscos la reunión en torno a la paella de hermandad de las fiestas supuso la concentración de 2.500 comensales que dieron buena cuenta del arroz.

Pasadas las dos y media de la tarde arrancaba el reparto de la comida entre grupos de amigos, familias y peñistas de todas las edades. Poco a poco fueron ocupando todos los espacios públicos disponibles y con sombra para degustar la paella, de forma que tanto el pabellón de la plaza, como el césped del parque infantil, e incluso el entorno ajardinado de la iglesia, contaron con grupos que escogieron su emplazamiento para disfrutar con la paella.

Todo ello, además, animado por la música de una charanga que puso la nota de diversión a la calurosa mañana. La larga fila de vecinos que esperaba el reparto se extendió por la calle La Rosa y el Camino de Moriscos, pero la doble ronda para servir que se habilitó agilizó el reparto entre los comensales. En esta ocasión la paella tuvo un coste de 1 euro por ración, con recogida previa de ticket, y el dinero tendrá un fin solidario, puesto que irá destinado íntegramente a la Fundación Contra el Cancer Infantil «Oscar Contigo».

Por otra parte, la mañana festiva estuvo centrada en el ocio para los más pequeños de la casa, que tuvieron en el frontón cubierto la oportunidad de disfrutar de las atracciones de la Ciudad Hinchable y el tren neumático, que enlazó con sus viajes el centro del municipio con el frontón. Una fiesta infantil de la espuma completó las horas matinales.

La tarde contó con las finales de los torneos deportivos y uno de los espectáculos más innovadores: «Dreaming Bubbles», una asombrosa puesta en escena de pompas de jabón y trucos, que ha sido reconocido con un récord Guinness mundial por «la pompa de jabón más grande soplada a mano», que llegó a alcanzar los 0,25 metros cúbicos.

La noche arrancó con la propuesta para que los vecinos saliesen a la calle a recuperar la costumbre denominada «El cumbre», y merendar en compañía del resto de los residentes. La noche de ocio y diversión corrió a cargo de la orquesta SuperHollywood, que se encargó de ponerle el ritmo a la verbena

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