El arraigo de una tradición de generaciones

Un año más, y van catorce, el puente de la Constitución ha traído consigo a Saucelle la celebración de la matanza tradicional de este municipio situado en el corazón de las Arribes del Duero. Un evento que, a pesar de los cambios sufridos por el paso del tiempo y de las generaciones, mantiene su tono festivo y de encuentro entre vecinos y forasteros.

Sin olvidar al gran protagonista, al cerdo, un magnifico ejemplar de algo más de 14 arrobas, antigua medida de peso con la que se manejaban los ancestros de Saucelle, lo que vendrían a ser unos 160 kilos actuales. Desde bien temprano, el grupo de matarifes se esmeró en todas las labores, comenzando por la más laboriosa, el chamuscado del animal y el raspado para eliminar los pelos de todo el cuerpo, afanándose en dejar limpias todas las partes, incluidas las patas y pezuñas del marrano.

Mientras, atraídos por el animoso ritmo de la charanga Helmántica, la plaza se fue llenando de curiosos, que no perdieron la ocasión de probar algunos dulces y mantecados acompañados de aguardiente para ir entrando en calor, mientras observaban el trepidante aleteo de manos de los veteranos sobre el cerdo. Una vez limpiado, se procedió al despiece de todas piezas que luego serían sorteadas a través de la compra de unas papeletas, al precio de 2 euros.

Justo antes del sorteo, llegó el esperado momento de probar las chicas, pancetas y otros elementos cárnicos que compensaron el tiempo de espera y que sirvieron para crear un ambiente de confraternidad entre los presentes, dejándose notar el ambiente prenavideño de los días familiares que se están por vivir.

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