De Argentina a Cabrerizos: «Siento que conecto con los buitres»

La niebla se apoderaba de la ribera del Tormes y su entorno. Precisamente ahí, enclavado en el término municipal de Cabrerizos, se ubica el Centro de Educación Ambiental 'Lorenzo Milani', donde Zelmira Olmedo, argentina de nacimiento, cuida voluntariamente a las aves que allí se encuentran. Lo hace con una dedicación y una pasión desmedidas. Sus profundos ojos azules se iluminan cada vez que habla de los buitres, la corneja o los búhos con los que convive a diario.

Zelmira, además de administrativa en una empresa de Estados Unidos, es emprendedora y amante de los animales desde niña: «Mi familia es muy de campo porque mi padre practicaba polo, y siempre estuve en contacto con los animales, sobre todo los caballos; también soy auxiliar ecuestre». Cuando llegó a Salamanca hace dos años, buscó la manera de saciar su impulso de ayudar y tener contacto con los animales: «Encontré este lugar y Las Dunas, y me di cuenta de que era todo lo que buscaba, fue amor a primera vista».

La argentina confiesa que tiene «una conexión especial con los buitres». Precisamente, fue con uno de ellos, con el que vivió el momento más emotivo de sus meses de voluntariado. «Con Leonardo viví una conexión plena», explica Zelmira. «Era un buitre joven que no quería comer y no le veíamos mucho futuro», añade. La argentina es devota de San Francisco de Asís, del que se dice que tenía el poder divino de hablar con los animales, y se encomendó a él: «Le dije a Leonardo que si no comía se las iba a tener que arreglar con San Francisco», dice entre risas. Zelmira le dejó la comida y al día siguiente había desaparecido: «Probé a echarle más comida y se la comió; después de unos días pudimos liberarlo y recuerdo llorar de la emoción... ahí pensé en lo adictivo que era todo esto».

Su día a día como voluntaria es cuidar de los milanos, búhos o lechuzas: «Alguna vez hemos tenido un mamífero, pero no es habitual, aquí recibimos fauna salvaje y los voluntarios les damos de comer, limpiamos sus jaulas o incluso nos encargamos de su medicación si es necesario». La única desventaja que Zelmira encuentra es «enfrentarse a la muerte de alguno de los animales que cuidamos». «Es un desafío, ya que debes saber que al tratar con animales heridos o sin recuperación, a veces se gana y otras se pierde».

Aun así, la joven aconsejaría la experiencia a cualquiera: «De verdad pienso que en este voluntariado se viven experiencias que nunca en la vida imaginarías; si de verdad te apasionan los animales y quieres aprender de ellos, este es el lugar, sin duda». «Creemos que solo somos nosotros los que les ofrecemos cosas a ellos, pero te das cuenta de que es recíproco», finaliza.

Un lugar que tiene como objetivo «hacer educación ambiental»

El Centro de Educación Ambiental es un espacio dirigido por Miguel Blanco que se enmarca dentro del propio centro de Formación Profesional 'Lorenzo Milani'. En él, se encuentran en la actualidad casi una treintena de aves cedidas por la Junta de Castilla y León.

«El objetivo aquí es hacer educación ambiental. Los chicos del centro de FP participan en muchas actividades y talleres, pero también estamos abiertos a visitas de colegios, asociaciones o grupos...», explica Blanco.

El CEA se encuentra en perfecta sintonía con el Centro de Recepción de Fauna Silvestre 'Las Dunas', que se ubica a escasos 800 metros de este emplazamiento y que pertenece a la Junta de Castilla y León. «Nosotros nos hicimos cargo de Las Dunas y luego decidimos emprender esta andadura con el CEA; aquello es un hospital de fauna, a diferencia que esto, que es un lugar en el que los animales están aquí porque son irrecuperables, eso quiere decir que ya no se van a poder devolver a la naturaleza».

Aunque según explica Blanco, «la idea es que seamos sostenibles económicamente», el CEA cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Salamanca.

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