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Carbajosa de la Sagrada
Domingo, 14 de abril 2024, 11:52
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Hace ya trece años que Ana Jaén, vecina de Carbajosa, recibió uno de los golpes más duros de su vida. Cuando le diagnosticaron leucemia, asegura, «creí que iba a morirme porque yo nunca había estado enferma». Tal vez el desconocimiento sobre la enfermedad le hizo tener ese primer pensamiento, y reconoce que «me hubiese gustado recibir el aliento de alguien que estuviera o hubiera estado en mi misma situación».
Por este motivo, cuando Ana fue recuperándose, comenzó a ir a tomar café a una sala que ASCOL tiene asignada en el Hospital Clínico de Salamanca para familiares de pacientes: «Empecé a conocer la asociación y me asombró la humanidad y la solidaridad que muestran», explica.
ASCOL ofrece ayuda a largo plazo a familiares de pacientes con leucemia y enfermedades de la sangre, ya que, según Ana, «son enfermedades muy largas y vienen al Hospital de Salamanca muchos pacientes de otros puntos de España; ASCOL tiene siete pisos para dejar a los familiares y jamás les obligan a dar nada a cambio».
En esa sala se encontraba a diario con padres, hermanos o amigos de personas con leucemia, la enfermedad que ella tan bien conocía, y por ello, explica, «me sentí ejemplo de vida, porque yo les decía que lo había superado y que ellos podrían hacerlo también; comencé a conversar con la gente y así, poco a poco, fluyeron las reuniones para tomar café y pastas en esa sala».
Llegó la pandemia y truncó la posibilidad de seguir manteniendo esas reuniones y es por este motivo por el que Ana Jaén buscó una alternativa. Contactó con el Ayuntamiento de Carbajosa de la Sagrada, su lugar de residencia desde hace casi treinta años, y le cedieron un espacio en la Casa de las Asociaciones: «Compré una cafetera y empezamos a utilizar ese lugar para reunirnos y dar a conocer la labor de ASCOL; al principio no venía gente, pero comencé a invitar a otros colectivos a venir y a implicar a personas que siempre me han ayudado de manera desinteresada», cuenta.
Allí se ha hecho recientemente un taller de maquillaje y por delante tienen una cata de vino: «Si de estas reuniones, tan solo salen uno o dos socios, ya es para mí un triunfo», explica la voluntaria, que además asegura que «son tan solo diez euros al trimestre y no saben cuánto se puede llegar a ayudar con ello».
Jaén confiesa la «enorme satisfacción» que le supone estar cerca de otras personas que están pasando por lo que pasó ella, pero asegura que «se hace especialmente duro cuando son personas jóvenes o casos cercanos», pero tiene un mensaje para todos aquellos que estén afrontando un diagnóstico de este tipo o cualquier tipo de cáncer, ya que asegura que «parte de la recuperación tiene que ver con la actitud con la que afrontes la enfermedad; en todos los tipos de cáncer hace mucho el carácter de cada persona».
Por representar la positividad y por todo ese afán de lucha, de superación y de trabajo, Ana Jaén estuvo nominada recientemente en los prestigiosos premios a la solidaridad organizados cada año por Cruz Roja de Salamanca: «No pude ganar dentro de la nominación a la 'acción individual', pero para mí es un premio ya el haber estado nominada con gente que hace cosas tan buenas».
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