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Si supiéramos que las cosas de hoy no tienen repercusión en las de mañana...seríamos semidioses. Pero si tuviéramos un mínimo de conocimiento de la Historia, sabríamos que hay antecedentes que explican los hechos históricos. Pero aún voy más allá. A veces se nos intenta convencer de que no sólo no pasará nada, sino que además tenemos que aceptar que los caminos elegidos son los mejores, sencillamente porque parece no haber otros. Desde luego en el reino de la simpleza y en el de “todo es un absurdo”, tiene sentido. No obstante siempre nos queda el beneficio de la duda y más cuando se nos dice que JAMÁS habrá un referéndum de independencia. Bueno será así.

Este ojo que observa, durante esta semana contabiliza cuántas cosas se nos dicen que se hacen por el bien común, la libertad y la convivencia perfectas. JA, JA.

Los que no podían salir ya han salido, (ojalá que dentro de poco sean agua pasada); los que deciden morir, pueden hacerlo; los que con catorce años deciden ser otro sin encomendarse a nadie, ya pueden; como ya está superada la pandemia, a quitarse las mascarillas...y seguro que si sigo lleno el artículo.

Al final será verdad lo del refrán “donde dije digo, digo Diego” Lo curioso es que la realidad es otra cosa. Se ha fracturado la sociedad, la mayoría de edad debería ser a los 14 años ¿no les parece a ustedes?, pues sería lo justo después de la propuesta de ley que nos han servido en plato frío; las mascarillas dentro de nada volverán, si no ponemos remedio, como las oscuras golondrinas...

Yo no sé ustedes pero para mí todo parece un despropósito.

Lo cierto es que la sensación de no poder hacer nada, se está convirtiendo en el sentir generalizado de una buena parte de la ciudadanía. Aunque sí se están levantando voces en defensa de la Constitución Española. Ayer mismo se presentaba ante todos los medios de comunicación de la ciudad, una plataforma en su defensa. Hay gente muy preparada que considera que muchas de las decisiones que se están tomando, son más necesidades partidistas que en beneficio de toda la ciudadanía. Lo que está muy claro es que si no vivimos como pensamos, acabaremos pensando como vivimos.

La tibieza ante los acontecimientos acaba precipitándonos a la sima de los más manipuladores.

Me preocupa de manera especial el aumento de gente joven contagiada. Bien es verdad que ellos pasan la enfermedad, en términos generales, de manera leve. Pero no deja de ser significativo su incremento. Tal vez el mensaje que se les ha transmitido ha sido, como poco, confuso. Esto no ha terminado y ellos han de protegerse. No hay que lanzar mensajes con lenguaje subliminal, que parecen indicar que esto ha acabado...y de eso nada.

La buena noticia: el “Princesa de Asturias” es para el cocinero José Andrés, un orgullo.

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