Una cuestión de talante
La primera edición de “Los encuentros del Centenario” de LA GACETA DE SALAMANCA sirvió el viernes pasado para comprobar que Salamanca capital está en el ... buen camino, pero que todavía falta mucho por recorrer. El acto organizado dentro de las celebraciones de los cien años del periódico permitió confirmar el buen estado de ánimo tanto del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, como del alcalde de la capital, Carlos García-Carbayo, y del ex alcalde Jesús Málaga. Los tres derrocharon clarividencia, precisión y sentido del humor a la hora de dibujar “la Salamanca que soñamos”, motivo y argumento del foro celebrado en el Casino.
Los tres regidores, que suman 23 años al frente del Ayuntamiento, entre los 12 que Málaga lideró la Alcaldía, los siete largos de Mañueco y los casi cuatro que Carbayo lleva al frente del Consistorio, fueron marcando los valores que atesora y los retos a los que se enfrenta la ciudad. Son tres miradas privilegiadas, por su posición y por la experiencia, sobre el pasado, el presente y el futuro de Salamanca, y los tres coincidieron al menos en dos propuestas fundamentales: la ciudad debe mejorar sus comunicaciones con Madrid y con Portugal, y tiene que conseguir elevar el nivel de la calidad del turismo una vez que está volviendo tras el parón por la pandemia.
El ambiente entre los dos representantes del PP y el ex del PSOE fue cordial en todo momento, aunque tanto Mañueco como Carbayo no dejaron de mostrar una actitud ácidamente crítica con el Gobierno socialista de Pedro Sánchez en el capítulo de las comunicaciones por tren. Ambos coincidieron en remarcar la necesidad de recuperar las frecuencias del tren rápido con Madrid, aunque fue el actual alcalde el que más insistió en la incapacidad del Ejecutivo social-comunista para escuchar las razonadas exigencias de las autoridades salmantinas.
El socialista Málaga no censuró abiertamente lo que está haciendo el Consistorio compartido por PP y Ciudadanos, pero sí se mostró vehemente a la hora de apuntar proyectos e iniciativas que no se están abordando y que podrían relanzar el turismo en la capital, como la inexplorada posibilidad de proponer en Salamanca un recorrido monumental y cultural por toda la historia de la literatura española, y también como epicentro de la historia de la Medicina y del derecho de gentes.
Dejando a un lado estos matices, los tres ex alcaldes mostraron una encomiable capacidad de diálogo y de entendimiento y pusieron énfasis en la condición de Salamanca como capital de la concordia. Los tres acumulan muchos años de gobiernos municipales de coalición, en el caso de Jesús Málaga con el Partido Comunista y con el CDS, y por parte de Mañueco y Carbayo con los representantes de Ciudadanos. De sus experiencias no cabe deducir que los gobiernos compartidos sean peores que las mayorías absolutas, siempre que las partes mantengan el buen talante y sepan ceder en favor del bien de los ciudadanos.
El encuentro sirvió también para comprobar que, cuarenta y tres años después de que se constituyera el primer Ayuntamiento democrático en Salamanca, la política en España ha ido degenerando, se ha ido envenenando y radicalizando hasta llegar a la situación explosiva que vivimos en 2022, cuando cualquier pacto entre el centro derecha y la izquierda se ha convertido en imposible.
Mañueco, Carbayo y Málaga no lo dijeron, pero hay una razón profunda que ha provocado este deterioro: la falta de preparación intelectual y la escasa altura personal y moral de quienes protagonizan la política española en nuestros tiempos. Además de eso, cada día que pasa se confirma que para ser buen político, como para ser buen periodista, primero hay que ser buena persona. Y de eso tenemos muy poco entre las elites de esta España.
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