Tiempo de tormentas (de todo tipo)
El año pasado el maldito bicho nos robó la primavera que fue esplendorosa y que desgraciadamente no pudimos disfrutar. En este 2021 y gracias a ... que la situación ha mejorado hemos podido salir al campo, por lo menos durante la segunda mitad de la estación. Confieso que los últimos días de mayo y los primeros de junio son uno de mis periodos favoritos del año en nuestra tierra. Es el momento en el que los cereales ya han espigado y es todo un deleite ver cómo el viento acaricia y mece el mar de espigas, en unos casos verdes y en otros ya amarilleando. El contraste de colores es espectacular y contemplarlo es un bálsamo para huir de este casi año y medio duro y sobre todo de la actualidad de estos días. No obstante, la contemplación de este bello espectáculo que nos brinda el campo estos días no impide que en algún momento nos acordemos de lo que pasa y nos preguntemos si tenemos alguien al frente con sentido común.
Ejemplos de la actualidad de ayer sin ánimo de ser exhaustivo: el lío con Marruecos a cuenta del Sahara y de la estancia del líder del Frente Polisario en un hospital de Logroño; la descoordinación del Gobierno español ha sido total y desde el principio hasta el final. Me llama poderosamente la atención el silencio de las autoridades de Rabat durante las últimas horas, desde que el susodicho abandonó España y apareció en Argelia. Siento decirlo, pero, tratándose de Marruecos, ese silencio no es un buen presagio. Es para preocuparse. Todo lo contrario que el silencio imperante en nuestros campos de cereales, solo interrumpido por el murmullo que provoca la brisa cuando mece las espigas y que es relajante, salvo cuando la brisa se transforma en viento fuerte que anuncia un nublado o tormenta importante, como las de los últimos días y las que se pronostican para este fin de semana.
Ayer también asistimos a otro esperpento en la gestión de la pandemia, el proceso de vacunación y en la desescalada; menos mal que ya pasamos bastante. Lo del indulto a los independentistas catalanes que no se han arrepentido y que dicen que volverían a hacerlo es cosa hecha, tarde más o menos el Gobierno. Lo que más me indigna no es lo del indulto, que también, sino las explicaciones que nos dan Sánchez y sus “mariachis”, que quieren que comulguemos con ruedas de molino. La tormenta eléctrica, no las meteorológicas, sino la que afecta al precio de la luz, que se ha disparado para todos por la política de la lideresa de la lucha contra el cambio climático, Teresa Ribera. Y paro, porque vuelvo a disfrutar del campo antes de que llegue el aparato eléctrico del “finde”.
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