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LA redxA la una de la madrugada del miércoles 25 de setiembre de 1929 se produce un aparatoso incendio que tiene su origen en la parte alta de la chimenea del bar “American”, propiedad de María Luisa Nieto Otero, situado en la calle de las Tahonas Viejas, número 8. Afecta también a la calle Ancha número 3 y la densísima columna de fuego y humo negro que alcanza gran altura es visible desde toda la capital. Da el primer aviso el sereno de la zona Andrés Carnicero y los bomberos, a su llegada, un poco tarde según las quejas del público salmantino, limitan su actuación a intentar que el incendio no se propague a las casas colindantes, pues en el edificio siniestrado es imposible el acceso ya que, al caer las vigas, cede el maderamen y la casa se convierte rápidamente en un montón de escombros. A las 3 de la madrugada van destruidas tres casas de las que solo quedan los muros perimetrales. Se consigue aislar la casa colindante del señor Corredera en la calle Ancha y la panadería mecánica “La Victoria”, que se encuentra situada en el número 1.

La dueña del bar y sus camareras, que ocupan 6 habitaciones de la primera planta, huyen despavoridas con lo puesto. Algunos voluntarios valientes consiguen salvar algunas mesas del bar en la planta baja, pero es imposible ayudarlas a recoger su ajuar, en el piso superior, pues tal empeño pondría las propias vidas en peligro.

Las inquilinas del inmueble, Francisca Doñabeiti, que ocupaba 5 habitaciones, perdió sus enseres y Rosa Jiménez, los muebles. María Muñoz, Lydia Mateo y María Badalejo perdieron sus ropas, mientras Berta Galindo y Antonia Román García su ajuar.

También tiene su domicilio en esta vivienda Petra Fernández Bravo, más conocida como “La Petra”, que regenta una de las más famosas casas de lenocinio del Barrio Chino y que tiene que salir con lo puesto huyendo junto a sus pupilas y los clientes, ya que a esas horas estaba el negocio en pleno apogeo.

Los trabajos de extinción del incendio fueron dirigidos por el arquitecto municipal don Ricardo Pérez Fernández, ayudado por el técnico don Dimas Ledesma. Se presentaron todas las autoridades, Gobernador Civil, Enrique López Sanz; Delegado del Gobierno, comandante Rey Yoli; Alcalde, Eulalio Escudero Esteban y el señor La Rúa, enviado por el general Rodríguez Arias del regimiento de infantería “la Victoria, número 28”, con una sección de soldados que prestó su apoyo acordonando la zona y también colaboraron los Guardias de seguridad y la Guardia municipal al mando de su Jefe, que estaba próximo a jubilarse, pues lo haría el 11 de junio de 1930, al cumplir la edad reglamentaria de 65 años, bajo la alcaldía de don Miguel Iscar Peira, que la ocupaba por tercera vez. Falleció el 4 de diciembre de 1934 a la edad 68 años en su domicilio de san Pablo, 38.

Y aquí se produce la paradoja de que el jefe de la Guardia municipal hubo de ser evacuado, dado el peligro que suponía su estancia en el interior del inmueble en su intento de salvar algo de su propiedad, pues era el dueño de los edificios, en una gran extensión (próxima a los 1.000 m2) de las calles de Tahonas Viejas y calle Ancha. Se trata de don Quintín Sánchez Talavera, que lleva sirviendo a la ciudad desde el 30 de enero de 1902, cuando le dio posesión del cargo interinamente el alcalde de la ciudad don Juan Manuel García y García. Afortunadamente tiene su posesión asegurada contra incendios.

Se da otra paradoja y es que la parte de la vivienda alquilada a “La Petra” es, como se ha dicho, propiedad del jefe de los municipales que, se supone, debe velar en su cometido porque se cumplan las normas de moralidad y buenas costumbres y se encuentra alquilada a un negocio con una actividad inmoral, según los cánones de conducta que regían en la época en que ocurrieron los hechos.

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