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Ahora que ha llegado el calor, que muchos de los locales salmantinos exhiben sin tapujos sus carteles de “cerrado por vacaciones”, ahora que muchos de nosotros bajamos las persianas de nuestras casas para romper la rutina y volver a nuestro día a día charro con fuerzas renovadas en unos días, justo ahora, es cuando la ciudad se llena de idiomas por las calles.

Muchos de nosotros recordamos cómo cuando no éramos aún mayores de edad nos íbamos un mes al extranjero para aprender inglés. Y ahí pesaba tanto la experiencia del idioma en sí, como el hecho de estar un mes fuera de casa en un país que no era el nuestro, y ver cómo éramos capaces de salir adelante. Vale, no voy a mentir, realmente lo interesante era lo segundo.

Pues sigue pasando, a todos los extranjeros que vienen a Salamanca a aprender español les pasa. Porque nuestra ciudad en esta época acoge a muchas personas, de muchas nacionalidades, que buscan en Salamanca una ciudad donde mejorar su español y tener una experiencia real de lo que implica la vida en España.

Porque Salamanca es una ciudad segura, abierta, cómoda y muy interesante, para conseguir que todos estos estudiantes salgan de aquí con una grata experiencia a sus espaldas, lo que consigue que ellos se conviertan en el futuro en nuestros mejores embajadores, y nuestras mejores referencias.

Se trata de un caso en el que el aprendizaje y el turismo se solapan y se complementan y, en ambos casos, Salamanca tiene mucho que decir y mucho de lo que presumir. Puede que en el sector hostelero no sean los clientes que más aporten en los balances de bares y restaurantes, pero todo suma. Los mismos chicos que hoy pasan un mes estudiando español, es muy probable que tengan un recuerdo de nuestra ciudad que les haga intentar volver. Igual que muchas personas que han estudiado aquí la carrera no olvidan sus años rodeados de piedra de Villamayor, y son los primeros en tratar de montar una escapada con sus amigos o, llegado el momento, animar a sus hijos a cursar sus estudios aquí.

Sí, en esta época Salamanca se vuelve políglota, pero eso, lejos de molestarnos, debería hacernos sentir orgullosos cuando pensamos que gente de tan distinta procedencia han decidido venir.

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