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El pasado domingo leí en el dominical de El País el artículo de Javier Cercas que tituló Vindicación de la patria. En él puede leerse “que en el nombre de la patria se han cometido algunas de las mayores atrocidades de la historia”. Eso es bien cierto.

Según Cercas, “a principios del siglo XX empieza el desprestigio continuado de la palabra patria, al menos en Europa, cuando la apoteósica carnicería de la I Guerra Mundial engendró algunos de los más furiosos alegatos antibelicistas de que haya noticia”. Francia y Alemania perdieron una buena parte de su juventud gracias a unos jefes militares que Napoleón hubiera llevado ante el pelotón de fusilamiento. Fue un desastre, debido, sobre todo, a los dirigentes militares de ambos bandos: inmundas zanjas y salida a cuerpo abierto frente a las ametralladoras.

Por eso Cercas se preguntaba:

¿Es posible todavía limpiar de inmundicias la palabra patria, o lo mejor es arrojarla de una vez por todas al basurero? ¿Existe alguna posibilidad de devolver a ese término envenenado un significado potable?

Pues yo creo que sí, que es posible reivindicar esa palabra, patria, pero con una definición de patriotismo dirigida a nuestros compatriotas. Tomaré como definición de patriotismo unas palabras que me parecen decisivas, aunque las pronunciara quien nos destrozó la flota en el cabo de Trafalgar, el vicealmirante Horacio Nelson. Nelson murió en aquella batalla, donde también sucumbieron muchos marinos españoles, empezando por el brigadier Cosme Damián de Churruca, hombre de gran valía y no sólo militar, también científica.

La muerte de Churruca fue una gran desgracia, y no sólo para él y su familia; fue un desastre para la España que venía de la mano del liberalismo constitucionalista. Esa muerte nunca debió ocurrir en una guerra que ni él ni los españoles querían, en ese enfrentamiento con Inglaterra, que poco después se convertiría en nuestro aliado en la guerra contra Napoleón.

Las palabras de Nelson a las que me refiero las dirigió a sus marinos antes de comenzar la batalla: “Inglaterra espera que cada uno de ustedes cumpla con su deber”.

Y eso es para mí ser patriota: cumplir con el deber que se nos ha asignado y no sólo por el Estado, también por nuestra conciencia de ciudadanos. No hacer trampas en el solitario. No engañar a los demás. Trabajar donde nos ha tocado. Querer a nuestros compatriotas como a nosotros mismos.

Eso es para mí el patriotismo.

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