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La llegada del frío y las imágenes del encendido de las luces de Navidad que ya han comenzado a producirse en algunas ciudades me recuerdan una cita ineludible con la cultura que tiene lugar cada año por estas fechas: la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Cada año por el mes de noviembre, habitualmente en Madrid y en el Palacio Real, se repite este bello encuentro con la poesía auspiciado por la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional que comenzó hace ya más de treinta años como una apuesta conjunta por este género literario, considerado por algunos como minoritario, sin embargo, la calidad de los galardonados en este y otros premios demuestra el gran valor de la poesía y de sus autores.

Cuando traspaso las puertas del Palacio Real para ascender a la Sala de las Columnas, donde tiene lugar la entrega del Premio Reina Sofía, viene a mi cabeza aquel año en el que el mismo día en el que Antonio Gamoneda iba a recibir el galardón de la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional se dio a conocer su reconocimiento con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes. Fue en el año 2006, un 30 de noviembre, justo el mismo día y mes en que este año tendrá lugar la entrega del galardón a Olvido García Valdés. Aún recuerdo la emoción que sentí cuando el amable poeta atendió en una improvisada rueda de prensa a los medios de comunicación que acudíamos a cubrir el acto. Se dice que el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana es la antesala del Premio Cervantes. Desde ese día no tengo ninguna duda de que es así.

De hecho, Gamoneda no fue ni el primero ni el último en obtener los dos premios. Este año, sin ir más lejos, el ganador del Cervantes ha sido Rafael Cadenas, reconocido con el Reina Sofía en 2018, un año muy especial pues, con motivo del VIII Centenario de la Universidad la entrega se llevó a cabo en el Paraninfo de las Escuelas Mayores. También el pasado año Salamanca acogió esta gran cita para celebrar los 30 años del premio.

Ni en pandemia se suspendió la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía, solo se retrasó unas semanas y eso sí, se tuvo que celebrar una ceremonia íntima, así que después de dos ediciones sin poder ir al Palacio Real, este año parece que hay ganas y han sido muchos los que se han apuntado para acudir a Madrid y vivir esta experiencia especial con Doña Sofía.

En tres décadas han sido muchos los poetas reconocidos con el Premio Reina Sofía en España, pero también en el otro lado del Atlántico y en Portugal, pues hay que recordar que el galardón incluye a la lengua portuguesa. Sin embargo, como sucede en todas las parcelas de la vida, se cuentan aún con los dedos de las manos las mujeres premiadas.

No soy partidaria de cuotas, creo que a las mujeres hay que reconocernos por nuestra valía, no por nuestro género, pero la verdad es que no deja de ser sorprendente que en la primera década del premio no haya ni una poeta. Cierto es que en las últimas ediciones esa tendencia ha cambiado y ya hay ocho ganadoras, dos de ellas en los últimos dos años. La portuguesa Ana Luísa Amaral, que nos dejó este año, y la asturiana Olvido García Valdés, que recibirá el galardón el próximo miércoles.

Natural de Asturias, Olvido García Valdés representa a una nueva generación de poetas. Reconocida con numerosos premios, esta mujer destaca por ser autora del ensayo biográfico sobre Teresa de Jesús, lo que, sin duda, hace aún más especial la entrega de este galardón, pues coincide con el quinto centenario de la Santa. Una feliz coincidencia que seguro inspirará algún verso.

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