Messi y el independentismo
Desde hace mucho tiempo el Barça ya era “más que un club” y en manos de Laporta y Bartomeu se ha convertido en un apéndice ... del independentismo.
Es verdad que la mayoría de los barcelonistas siempre ha rechazado esa vinculación política, por ejemplo, Joan Manuel Serrat, quien en plena revuelta independentista escribió una carta en la que se mofaba sutilmente de esa matraca, de ese rollo que no cesa, y centraba su interés en la renovación de Messi: “Pido disculpas –escribió- por atreverme a aparcar por un breve rato el tema del ‘prucés’ que en todas sus posibles formas y modalidades ha ocupado nuestros periódicos, tertulias, telediarios e inclusive programas del corazón (...) Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema”.
En cualquier caso, los futbolistas no tienen por qué comulgar con las ruedas de molino que les pretenden meter en la boca sus directivos. Y uno de los que no quiso tragar fue Messi, por eso en el contrato que hizo firmar a Bartomeu figura una cláusula por la cual el club aceptaba que el jugador quedaría libre en el caso de que Cataluña declarase la independencia.
No fueron pocos los esfuerzos por silenciar aquel hecho que, una vez más, suponía un jarro de agua fría sobre la realidad distorsionada que durante años se había estado trasladando a la sociedad.
A pesar de aquel mazazo, en mayo del año pasado el valido Torra le concedió a Messi la cruz de Sant Jordi, en reconocimiento a aquellos que, textualmente, “han prestado servicios destacados a Cataluña en la defensa de su identidad, especialmente en el plano cívico y cultural”. Luego llegaron los discursos encendidos y los gritos a favor de los presos, con todo el auditorio aplaudiendo... menos Messi, que permaneció inmóvil.
La descarada manipulación del independentismo ha pretendido que los éxitos deportivos del Barça iban en paralelo al “imparable” éxito político del independentismo. Así lo vio en su momento el analista Arcadi Espada: Un equipo que llevaba años perdiendo de repente empieza a ganar con el mejor jugador que ha habido en el mundo, y la gente que celebraba en las calles la Champions se creyó que la independencia era como ganar la Champions.
Y ahora, después de encajar en la Champions ocho goles a pies del Bayern, se les va Messi y –lo peor- se queda Bartomeu, con Koeman al frente de la plantilla. Koeman, que ya destrozó en su día al Valencia.
Nos vamos a divertir lo nuestro viendo desde la ventana la caída de ese imperio nada romano.
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