Los trenes, cuestión de ciudad
Miércoles, 22 de julio 2020, 05:00
Ha tenido que ser precisamente “el niño de la estación”, el diputado del PSOE por Salamanca, David Serrada. Le llamé así hace tiempo porque era ... de familia ferroviaria, y se ocupa de las comunicaciones ferroviarias de Salamanca, cuestión que no es de partido, sino de ciudad, como ha tenido que recordar el alcalde. El PSOE que politiza todo, el sectario, al que ahora se apunta Serrada, tiene actualmente la responsabilidad de los trenes con Portugal, Barcelona... y sobre todo Madrid, que además de no ser AVES, sino Alvias, son notoriamente escasos, por recortes despiadados del Gobierno del PSOE para este lejano Oeste, y para una ciudad universitaria y turística.
Cuando en cumplimiento de su programa y deber, el alcalde García Carbayo exige la recuperación de frecuencias, salta de un vagón “el niño de la estación”, y suelta una andanada farisea: que el alcalde peca de holgazanería; que se inventa cartas que no ha escrito; y que se deje de pataletas de niño pequeño y se siente a la mesa de los mayores (¡). A las pocas horas, el alcalde supuestamente gandul, que de niño tiene poco -incluso físicamente es grandullón-, exhibía no una, sino tres cartas a los responsables del ferrocarril, que naturalmente son socialistas y habrán hecho con ellas lo que fanáticamente suelen hacer con las peticiones del PP, y ustedes estarán pensando.
A Serrada, farruco, se le nota su influencia en los caminos de hierro, y como no logra -a pesar de ser responsabilidad de los suyos-, restablecer las frecuencias, especialmente con Madrid -tan ansiadas y necesarias-, tira unos cuantos cohetes, por no decir coces, contra quien se ajusta a su deber. Es táctica de los secuaces y dogmáticos socialistas, en la que es maestro el suyo, Pedro Sánchez. Las “mascarillas no son necesarias”; “el alcalde no logra más trenes porque es un holgazán”. Y se quedan tan oreados. Serrada con esa sonrisilla que gasta, aunque haya dicho una estupidez.
El primer alcalde socialista de la democracia, Málaga, podrá contarle que la derecha salmantina, en aquel caso dos pesos pesados, Vargas Zúñiga y Jesús Esperabé, tocaron la corneta y ¡todos a apoyarle!, porque era el alcalde de Salamanca, y había “cuestiones de ciudad”. ¿Recuerdas Jesús? Eran tiempos políticamente mejores.
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