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Lo del Gobierno parece broma

Miércoles, 25 de mayo 2022, 05:00

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El presidente se arregla su palacete de vacaciones con los fondos europeos -los Next Generation- a los que no pueden aspirar la mayoría de los pueblos de la España vaciada por carecer de recursos para redactar los proyectos. Ha destinado 376.000 euros a mejorar las instalaciones del Parque Nacional de Doñana, donde Pedro Sánchez y su esposa Begoña se refugiaron para pasar una de las olas de la pandemia y donde, seguramente, volverán este verano.

Luego está la sin-vergüenza de la ministra de “desigualdad”, Irene Montero, que, como bien dice el refrán castellano, cuando el demonio se aburre, mata moscas con el rabo. Pues bien, la que fuera pareja del macho alfa de Podemos como ya no tiene nada en qué entretener el tiempo después de presentar el bodrio de ley del aborto, ha arremetido contra la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, porque representa los verdaderos valores del feminismo, pero sin tirar fuegos artificiales.

Montero impuso el lema: ”Sola y borracha, quiero volver a casa” como grito de guerra del feminismo-machista de la izquierda, como si con esa frase repartieran el carné de feminista con pedigrí. No ha soportado que Ayuso, mujer que ejerce sin eslóganes chorras, represente a lo que aspira cualquier mujer: a ejercer el poder sin necesidad de cuotas o de ser la señora de. La ministra llegó al cargo, como le ha recordado Ayuso, por ser la pareja y madre de los hijos de Pablo Iglesias, pero no por sus competencias ni por su capacidad para estar sentada en el Consejo de Ministros. Y desde luego si desempeñara cualquier otro trabajo, estaría en las filas del paro por escaso rendimiento.

Doña Irene, podrá dar lecciones de “feninazismo” a ignorantes como ella o a gente que intenta vivir por la cara sin dar ni palo al agua, pero no al resto. A ella se le permite decir sandeces, que son aplaudidas y gratificadas con un sueldazo a final de mes que le da para vivir en un chalé con piscina y con guardaespaldas que protegen su intimidad y la de su prole. Para todos los demás, incluida Ayuso, ha quedado abierta la veda para despellejar a familiares, colaboradores y amigos.

Y para terminar los infortunios, el lunes se reunieron un grupo de parlamentarios socialistas que quieren hacernos comulgar con ruedas de molino. Puede que sean los primeros damnificados de las mentiras de Sánchez, pero hay que tener desvergüenza para afirmar que después de cerrar el ferrocarril Vía de la Plata a mediados de los años 80 por el Gobierno de Felipe González, ahora se va a reabrir. Dejó prácticamente incomunicado el norte con el sur de España. Poco importó, porque ni Castilla y León ni Extremadura, las regiones con más deficiencias en infraestructuras durante muchos años, aportaban muchos votos a las arcas socialistas.

El Gobierno presidido por Felipe González dio prioridad al AVE entre Madrid y Andalucía y permitió el desmantelamiento de buena parte del trazado ferroviario de la Vía de la Plata. Se condenó al subdesarrollo a todas las regiones del oeste a las que vertebraba. Ahora, casi cuarenta años después pretenden que nos creamos que nos van a devolver el tren, cuando Extremadura carece de una comunicación ferroviaria decente con Madrid y Salamanca tiene que estar mendigando que este Gobierno nos devuelva las frecuencias que teníamos antes de la pandemia. No podemos competir con otras ciudades ni con servicios ni con precios. Hay escasos horarios y los trenes rápidos que nos comunican con la capital de España son prohibitivos.

¿Cómo vamos a creer a este puñado de parlamentarios socialistas? Nada que venga de Sánchez es creíble, por mucho que el dinero con el que pretenden recuperar una vía que ellos cerraron venga de Europa, del mismo sitio de donde procede la inversión del palacete donde pasa sus vacaciones el presidente.

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