La vida es insomnio
Miércoles, 2 de septiembre 2020, 05:00
Siento contradecir a un tal Segismundo, creo que pupilo en Topas, sin afeitar. Le oí decir que “toda la vida es sueño y los sueños ... sueños son”. No, nuestra existencia corre de insomnios a vigilias y tiro porque me toca. No conozco a nadie que haya logrado sus sueños, ni siquiera aquel americano de color que decía soñar con que algún día en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de ex propietarios de esclavos, se sentarían juntos en la mesa de la hermandad (hoy en decenas de ciudades USA, unos y otros andan a tiros). Y haciendo de Segismundo una tal Blanca, la escuché: “Yo sueño que estoy aquí/ de estas prisiones cargado/ y soñé que en otro estado/ más lisonjero me vi”. ¿Más grato? Pues que yo sepa lleva cuatro siglos soñándolo y tampoco. No lo ha logrado nadie, salvo Pedro Sánchez, soñar con dormir en Moncloa, y hacerlo sin melatonina, gracias a un Gobierno con Podemos que -según él mismo-, nos quitaría a todos el sueño.
Cuando Simón el enterrador recuenta los contagiados del virus del fin de semana (23.500) y fallecidos (83), no se le ocurre otra cosa que “seguimos teniendo un incremento de la transmisión y eso no nos puede dejar dormir tranquilos, al menos a nosotros”. ¿A quiénes, pedazo incompetente? ¿Ese “nosotros” es plural de modestia? A quienes mantiene en vela esos contagios -por culpa de Sánchez y suya-, es a toda España. Sin ir más lejos, Salamanca, con duras restricciones impuestas por la Junta -que hoy harán blasfemar a muchos-, regresando prácticamente a la Fase 1. Pero Simón añade que la situación ¡no es “catastrófica”! (75% menos de turistas; récord europeo de destrucción de empleo). No lo será para él, haciendo surf en Portugal, o para ese hijo al que permitiría irse de copitas a primeros de marzo. ¡Profeta, gilipollas, al fin insomne! ¿No ves, tonto los c... que para el resto de españoles esto es un pavoroso cataclismo?
Yo sí he tenido un sueño: que el centro derecha lograba la unión, provocaba unos comicios, y echaba al sanchismo y sus secuaces. Me desperté sobresaltado y volvió el puñetero insomnio.
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