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Pasear estos días por el centro de Salamanca demuestra sin necesidad de datos que el cambio climático, que acabará con muchos de nosotros si seguimos prolongando la sequía, entre lo natural y la falta de concienciación individual, nos está regalando una primavera excepcional, lo que agradece la hostelería y la propia ciudad, ávida de visitantes como medio de vida de miles de sus ciudadanos, empresarios y emprendedores. Ahora bien, hay que buscar otros medios de vida, principalmente, para las generaciones futuras. Por eso es tan importante ver a la Universidad rodeada por la Junta y el Ayuntamiento en torno a Salamanca Tech, uno de esos proyectos que revitalizan la ilusión, atraen fondos europeos, empleos de calidad, y que permiten a los jóvenes más opciones de estabilidad, prosperidad y sostenibilidad, casi nada.

Hace años que conocí a Juan Manuel Corchado. Era un profesor de universidad embaído por su trabajo y que compartía, ya entonces, su pasión y convencimiento de la necesidad de desarrollar las nuevas tecnologías como asiento de un futuro inevitable y mejorado, para el conjunto de la sociedad. Recuerdo aquel encuentro con la misma sensación que me produce verle en cada acto en que coincidimos: un visionario.

Resulta curioso que se dedique, ahora de manera más específica, a la Inteligencia Artificial, cuando ha sido la humana, en su mayor expresión, ligada al esfuerzo, el convencimiento y el tesón, lo que ha conseguido que Salamanca tenga un edificio, para el desarrollo de la tecnología, cátedras específicas, acuerdos con países extranjeros tanto en Europa, como en América y Oriente Medio, y el reconocimiento general por ser una plaza que está a la vanguardia.

El desarrollo de la tecnología es imparable. Que quienes implementaran las redes sociales renieguen ahora de ellas, igual que la marcha de Google de Geoffrey Hinton, creador de la Inteligencia Artificial, son alertas que deben servirnos para adelantarnos a los acontecimientos. Confiemos en que quienes nos gobiernan utilicen las dos cosas que, de momento, no tienen las máquinas, para poner en marcha la acción inexcusable de la política: la inteligencia humana y el poder. Bueno, esto último es lo que hace tambalearse las posibilidades de que los países de todo el mundo se pongan de acuerdo, por el que ya tiene una nueva industria que genera cientos de miles de millones. Vamos, como la de las armas, en Estados Unidos, que en estos días ha provocado más ataques, más muertes y más dolor. Replicado en Serbia, también por dos veces.

Entretanto, aprovechemos el posicionamiento de Salamanca y su Universidad, para ser aún más referente, y esa oportunidad futura de crecimiento económico. Que las piedras de la catedral, Dios mediante, seguirán ahí en pie para seguir atrayendo a los visitantes.

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