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La guerra de las cifras

Lunes, 7 de noviembre 2022, 04:00

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La política es un juego. La cuestión es que esa realidad la viven y la conocen solo los políticos. Seguramente, por ese motivo, entre otros, ... tanta desafección de los ciudadanos frente a ese arte que lo fue en la era aristotélica -zoon politikón-, cuyo decaimiento es patente, doloroso y de pronóstico reservado. A la política, en las últimas décadas, han llegado jóvenes salidos de las universidades con experiencia nula en la gestión y, casi me atrevería a decir, que en la vida misma. Sucedáneos probéticos creados a partir de la endogamia en los partidos y crecidos en el noble arte de medrar. A eso hay que añadir argumentarios basados únicamente en decir justo lo contrario que mi o mis rivales. Tanto si sus propuestas son razonables, o incluso positivas, como si no. Ah, y los insultos, las descalificaciones y las pseudoideologías. A este excelso panorama, hemos de unir que cuando los argumentarios pueriles se van agotando o la cuestión tiene que ver con cifras comienza la guerra por retorcer las estadísticas. Donde el gobierno central ve datos positivos, el autonómico de turno ve “una política errática”. Y viceversa, por supuesto.

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