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Las encuestas políticas que se vienen publicando auguran el triunfo del PP en las próximas elecciones europeas, pero no con la suficiente contundencia para dar por eliminado políticamente a Sánchez. Ello se debe a que el sanchismo se ha hecho hegemónico entre quienes se sitúan en la extrema izquierda. Por eso ha arrinconado a Sumar. Al parecer, la «reflexión» de los cinco días de Sánchez tocó la fibra emocional de la izquierda, sobre todo la extrema y parte de quienes pensaban abstenerse.
Sánchez ha vuelto a poner en marcha el maniqueo de la «ultraderecha y ultra-ultraderecha» en términos globales como una amenaza mundial y hay público y una «élite cultural» dispuestos a sostenerlo. Vox (y Milei) y un atentado en Eslovaquia, todo nutre este discurso.
El conglomerado Sumar se desintegra política y electoralmente. Los apoyos en el centro izquierda se reordenan. Este debilitamiento, y el de ERC, hacen poco previsible un adelanto electoral, pues ningún presidente del Gobierno convoca elecciones para perderlas.
¿Y qué pasa en el centro derecha? El PP ha crecido desde julio de 2023 aproximadamente medio millón de votos, procedentes de Vox, también entre los nuevos votantes y un pequeño fragmento del PSOE. Atrae entre un 15/20% de los votantes de Vox, pero pierde casi un 5% del suyo a favor de Vox.
Apenas consigue entrar en el espacio del PSOE: sólo un 5% de los votantes del PSOE en 2023 declaran intención o simpatía para votar al PP. El PP debería reconsiderar su estrategia de oposición frontal al PSOE en todos los temas, pues bloquea su acceso a los sectores moderados que necesita. Y es que cruzar la divisoria izquierda/derecha es difícil, lo cual favorece al PSOE, que hace todo lo posible por hacerla emocionalmente imposible. El estilo de oposición frontal del PP lo hace aún más difícil.
La «reflexión» de Sánchez logró reducir la filtración del voto del PSOE al PP de un 5,8% en abril a un 3,6% en mayo, y también reducir las fugas de votantes socialistas hacia la abstención, hacia otros partidos minoritarios o la indecisión desde el 13,8% en abril al 6,8% en mayo.
Los que estamos al cabo de la calle y no tragamos el mensaje de Sánchez, aquellos que deseamos que desaparezca del mapa político español, no deberíamos perder de vista la eficacia que —desgraciadamente— tiene el discurso de Sánchez, que es un especialista en levantar un muro entre los españoles: los buenos con él y los malos con «la derecha extrema y la extrema derecha».
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