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Humores líquidos

Miércoles, 29 de diciembre 2021, 04:00

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Si no ha vivido usted las navidades “con un sano humorismo”, ha desatendido al papa Francisco, que nos hizo esa recomendación. El Sumo Pontífice después de rezar, siempre lee la oración de Santo Tomás Moro. Pero resulta que Moro es el patrono de los gobernantes y políticos, que en España no dan motivos para sonreír y si (entre los cuatro humores clásicos) para la bilis negra o la amarilla; y, además, el Rey de Inglaterra le cortó la cabeza, que no es ninguna broma. La plegaria empieza: “Concédeme, Señor, una buena digestión y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla”. ¡Así cualquiera!

La cuestión es que aquí soportamos la pandemia y a “Su Sanchidad”, como llama Carlos Herrera (precisamente la figura de la radio episcopal, la Cope) a Pedro Sánchez. Suele aparecer hecho un San Luis, pero nos suministra, incansable, disgustos descomunales, y apenas sonríe. Por eso mandó al Vaticano a su risueña vice Yolanda Díaz, que lo mismo prologa elogiosamente el apolillado “Manifiesto comunista” (1848), que se viste de blanco inmaculado para intercambiar sonrisas con Bergoglio. Este ignora los males que le esperan a la Iglesia española si doña Yolanda toma el mando, como buena comunista, ¡por narices! (solo comparables en tamaño a las mías; citando a Quevedo, “el espolón de una galera” o “una pirámide de Egipto”).

Considere Su Santidad que Su Sanchidad no nos deja mantener el buen humor español, cocido a fuego lento. Acaso favorece el negro. La luz a pelo diablo, jajaja; la subida del gas aprovechando el Boletín Oficial ¡del día de Navidad!, jijiji; su ministro de Consumo contra los actuales juguetes, y contra el roscón de Reyes, jujuju ; otra ministra contra los bueyes y mulas del Belén, los camellos y renos de los desfiles, por maltrato animal, jojojo; los que llamó “palmeros y palmeras” – las de carne y hueso -, sin un céntimo, tras la promesas de ocho viajes en Falcon a retratarse con el volcán, jejeje... ¡Qué divertido!

Tampoco el papa invita habitualmente a la sonrisa, cuando habla de su cuestión estelar, las migraciones, la tumba mediterránea... ¿Y por aquí? Me han dicho que la grey mirobrigense está descojonada de risa por la anexión de su diócesis a Salamanca. Uno mismo, criado en la famosa “alegría salesiana”, no halla apenas motivos para deleitarse. Será porque escucho a ambos (pontífice y presidente), como advirtió don Mendo, flemático, pero “a mí lo hiperbólico, no me resulta simpático”.

La oración de Santo Tomás Moro ruega también: “Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos...”. Eso es una utopía más de Moro. En fin, me voy a comprar un matasuegras para despedir el año.

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