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AL LORO

Santa Teresa y el morbo

Es difícil de entender que el cuerpo no deba mostrarse, pero el brazo, sí. Que uno sea un show y lo otro, no. Esperamos a León XIV

Sábado, 24 de mayo 2025, 06:00

Al lado del cuerpo de Santa Teresa se veía a devotos que mostraban su respeto, rezaban o lloraban. Nada de risitas irreverentes, cámaras escondidas o codazos. «Lloré al verla». Y no lo han dicho ni uno ni dos de los más de 60.000. Podría haber sido, como dijo el obispo, algo que sólo sirve para alentar el morbo. Se ve que no. Que quien lo ve como morbo, directamente no va. Que el cuerpo de la Santa no es sólo un cuerpo.

Desde el anuncio de la veneración se habló. Ya dijo el presidente de la Conferencia Episcopal que era un «asunto discutible». Pero tan discutible en la sociedad, como poco discutible parece que sea ahora mismo dentro de la Iglesia. Por Alba estuvo Argüello, igual que Blázquez, Osoro o el nuncio. Se ve tan poco discutible, que todo pasa por el Vaticano, que es quien autoriza la apertura del sepulcro.

Y eso de que tiene más de show sorprende, porque la veneración del cuerpo de un santo no es tampoco una novedad que, de repente, inaugura Santa Teresa. Ahí está, por ejemplo, San Francisco Javier, cuyo cuerpo incorrupto se expone en Goa y es venerado por millones de fieles. La última vez, durante 45 días. Se vive como momento de paz y de unidad. Y hay imágenes del cuerpo de San Francisco Javier, como las hay del de Santa Teresa.

Claro que existe debate. Y hay a quien le produce rechazo ver así el cuerpo y le parece morboso, como al obispo. Y está el que, en cambio, se cruza medio mundo por sentir. Y quien lo ve morboso, verá probablemente igual de mal venerar cualquier otra reliquia de la Santa. Es díficil entender que el cuerpo no se muestre pero el brazo, sí. Y no se sabe dónde queda el morbo por ver el cuerpo cuando realmente lo que se muestra ya es una mínima parte. Que la mano izquierda está en Ronda, después de estar con Franco; el brazo izquierdo y el corazón, en Alba; en Roma, su pie derecho y la mandíbula; hay dientes y muelas repartidos, igual que dedos.... y que en todos los lugares donde están, se veneran. Y que por eso hablar de morbo a estas alturas y por la exhibición de lo que queda del cuerpo, se hace un poco complicado.

Y no parece que esté a punto de abrirse el debate cuando de Juan Pablo II sigue la búsqueda de reliquias. Y cuando las reliquias, especialmente las que contienen partes del cuerpo, se consideran portadoras de una conexión espiritual y se veneran para obtener la intercesión del santo. Como ocurre ahora con Santa Teresa. Y cuando la distribución de las reliquias es, de momento, una práctica común en la Iglesia Católica. Sin que se sepa la postura que mantendrá León XIV. Que a lo mejor todo cambia... o no. De momento está el Dicasterio para las Causas de los Santos. Y lo que se vive ahora en Alba de Tormes es el «gracias» que les regaló el nuncio a los Carmelitas por haber conservado los restos mortales y que los podamos ver.

Es discutible lo de que se deje a la Santa en paz. Que descanse. Que se lo ha ganado. Como lo es poner lo anterior en la balanza con la paz que deja la visión de la Santa en tanta gente. No se trata de beneficio económico o no, sino espiritual.

Ahora el cuerpo de la Santa pisará la calle por primera vez y tampoco es novedad en la Iglesia. Sí un hecho histórico en el caso de Santa Teresa y de Alba de Tormes. El del cierre de la urna de plata y el de su traslado por parte de ocho padres carmelitas. Es un paso más en un acontecimiento excepcional. No tendría ningún sentido que ocurriera de nuevo pasado mañana.

De estos días de veneración del cuerpo sorprende la devoción de personas llegadas de todo el mundo. La universalidad de la Santa. No el morbo. Ese llanto delante del cuerpo sin saber el motivo.

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