Leire es la víctima

Un equipo de la Universidad de Texas ha inventado un tatuaje electrónico que se pone en la frente y permite medir el esfuerzo mental en tiempo real. España sería un buen banco de pruebas.

Más que nada porque ahora está Leire, personajazo a la altura de Ábalos, Santos Cerdán, Koldo... es la que llamó a Susana Díaz «monja insulina», en lugar de ursulina. Impulsada políticamente por Cristina Narbona, con puesto en Correos creado por uno de los mejores amigos de Sánchez. Con fotos con Patxi López, José Luis Rodríguez Zapatero, Begoña Gómez... Y va, y resulta que como militante de base, como una más de la inmensa familia socialista, cita a empresarios investigados para hablar de cómo librarles de sus cosas y ocurre lo inimaginable: que acuden.

Y luego, lo más grave: que en la reunión, Leire ofrece pactos con fiscales a cambio de información sensible que destruya, por ejemplo, al teniente coronel de la UCO que investiga el caso Koldo, Ábalos, Begoña, hermanísimo... Al más puro estilo del «¿de quién depende la Fiscalía?», que dijo Pedro Sánchez. Que viene a ser la inexistencia de la separación de poderes. Y la graban. Y eso es, o que ya se está por encima de todo, o que es una temeraria. Y es complicado que sea una temeraria porque, por lo publicado, se ve que lleva tiempo de «fontanera de cloacas».

Y el tatuaje está que salta de la frente de algunos, como los del PP, agarrados a la palabra «mafia» porque las grabaciones filtradas están al nivel de «El Padrino». Pero está en «off» la sociedad. O eso parece. Y a eso se agarra Moncloa y a que el 15 de julio media España está de vacaciones y no estamos ya para leires.

Cristina Narbona, presidenta del PSOE, está «muy disgustada» con lo de Leire. No lo esperaba. Ella fue su valedora. Y si estaba «muy disgustada», se entiende poco que todo quede en un expediente.

Patxi López soltó aquello de «si fuera verdad, sería absolutamente rechazable». Luego le dieron ya una vuelta y dejó claro que se trata de un montaje mediático policial. Que lo ve más creíble, a la altura del sabotaje de los trenes o del cibertaque del apagón. Si lo ve tan claro, pobre Leire, no se merece un expediente.

María Jesús Montero está en la nueva línea de Patxi. Todo para ella son especulaciones, que vienen a ser rumores, bulos y mentiras de la ultraderecha y de los pseudomedios. Y hemos visto la grabación y escuchado audios, pero eso no es nada porque se ve que no entendemos. Es un pobre Gobierno obligado a explicar sus «inocencias» con las «no noticias». Y sólo juntos resistirán los militantes del PSOE. Y juntos deben estar porque Leire asegura que ha recibido muchas muestras de cariño. Las que no ha recibido la UCO por parte del Gobierno.

Y ahora, después de escuchar a Leire, se entiende a Ábalos, que viera que Sánchez podía hacer por él más que lo que hacía. Y viendo a Ábalos, se entiende a Moncloa, que a ver si Leire va a hacer lo mismo que Ábalos y nos llenamos de wassaps. Y si Leire era periodista de investigación y utilizaba el buen nombre del PSOE, está tardando el partido en denunciarla.

Está Pedro Sánchez con el tatuaje quitado. No habla. Así le va bien. Un escándalo siempre tapa a otro y ya nadie se acuerda del Tito Berni. Tiene dos años por delante para colonizar más instituciones. Ya ultima que la UCO dependa de Bolaños, así le preguntan al Gobierno y no a los jueces lo que hay que investigar.

Al PP le queda manifestarse. Es lo que es, sin más, pero muestra al mundo la imagen de Sánchez asociada a la mafia. Y aquí estamos en «off», pero a lo mejor fuera, no. A Moncloa sí le preocupa. Lo de Sánchez, no lo de España.