Borrar

Rey Sol

Es la contención en el ejercicio del poder la que lo hace sostenible y que sólo es legítimo cuando las decisiones políticas emanan de procesos deliberativos

Lunes, 30 de junio 2025, 05:30

Cuando se es elegante, se es elegante de cuerpo entero. Por eso no termina de gustarme París, una ciudad elegante solamente desde el primer piso hacia arriba, mientras que sus bajos denotan descuido y saturación. La Victoria de Samotracia me conmueve, a pesar de la turba babilónica que a diario se apodera del Louvre, pero, fuera de allí, difícilmente disfruto ni de las vistas parisinas ni de la decadente cocina francesa, en esas terrazas abocadas al tráfico embotellado, y con mesas de diámetro tan cicatero que temes meter el tenedor por descuido en el plato del vecino. Y sin embargo voy a París, para impregnarme de la lógica del poder llevado este a sus extremos, encarnado en la figura del Rey Sol y que desemboca en la guillotina.

La Historia nos ha enseñado que Maquiavelo no tenía razón, que es la contención en el ejercicio del poder la que lo hace sostenible y que sólo es legítimo cuando las decisiones políticas emanan de procesos deliberativos, en los que todos los afectados pueden participar en condiciones de igualdad y sin coacción. En su obra Facticidad y validez, Habermas argumenta que el derecho solo es en realidad legítimo si puede ser aceptado racionalmente por todos los ciudadanos, en procesos en los que se cuestiona, argumenta y se llega a acuerdos. Pero ni en el gobierno ni en el Constitucional han leído a Habermas. Intuyo, incluso, que no han leído ni a Tintín. Sólo así me explico que en pleno siglo XXI nos estemos dejando imponer un nuevo monarca absoluto, que basa su legitimidad en el derecho divino de que no gobierne la derecha y al que se rinden todas las manifestaciones de poder, incluido el tribunal que creíamos digno contrapeso y que se escribe ya con minúscula.

El Estado es Él, como en el caso de Luis XIV, y no está ya sujeto a ninguna otra institución. Como el Rey sol, que evitó convocar a los Estados Generales, puede emitir leyes sin necesidad de aprobación de órganos representativos. Designa a conveniencia contratos, fusiones bancarias y funcionarios, desde responsables de Correos hasta gestores de infraestructura energética, y tiene la última palabra en los procesos judiciales, como acabamos de comprobar. Igual que el Diosdado se llevó a su corte a Versalles, aislada de cualquier confrontación con la realidad, nuestro monarca absoluto evita cualquier contacto de la banda de puteros de la que se ha rodeado con propios y ajenos. Me dicen que la nueva secretaria de Organización del PSOE será una señora que ni siquiera milita en el partido y la idea encaja en este nuevo modelo político postdemocrático cuyo único y final objetivo es que Él se mantenga en el poder. El abuso sobre el Tercer Estado es de tal magnitud y el pecado de simonía de tal gravedad que, si la Historia no nos engaña, las consecuencias serán sangrientas, a más tardar con la llegada del que sea nuestro Luis XV.

Además, según esta lógica, la alternancia no es una opción. Y nuestros socios europeos, que según Él han renunciado a tener escuelas y hospitales para participar en el proceso de rearme, sólo nos ofrecen la posibilidad de hacer la maleta y marcharnos a tributar a cualquier otro espacio, en busca de oxígeno democrático. Va para largo. En España, los dictadores mueren de viejos, tranquilamente y en su propia cama. Luis XIV, el anterior Rey Sol francés, también murió en sus reales aposentos, el 1 de septiembre de 1715, a pocos días de cumplir los 77 años y a causa de una gangrena. En su lecho de muerte, aconsejó a su bisnieto, el futuro Luis XV,: «No sigas el mal ejemplo que yo te he dado; a menudo he emprendido la guerra a la ligera y la he sostenido por vanidad».

En el caso de nuestro Rey Sol se trata de una motivación de una fuerza mucho más profunda, al mismo tiempo orbital y telúrica: la supervivencia.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Rey Sol