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Salvo contadas excepciones, la formación práctica es imprescindible. ¿Recuerdan la primera vez que entraron en una empresa como estudiante para hacer unas prácticas? Aunque ha pasado mucho tiempo de mi primeras prácticas, yo aún me acuerdo de ese momento y lo que supuso en mi carrera como estudiante. En la Facultad de Comunicación ensayamos en multitud de ocasiones cómo era trabajar en una radio, hacer una noticia de un periódico o enfrentarse a las cámaras en un plató de televisión, pero cuando llegó el momento de la verdad, cuando por primera vez entré en un periódico, descubrí que los entresijos de un medio de comunicación apenas se parecían a lo que mostraban en las series de televisión de aquella época.
Las prácticas en empresas te acercan a la realidad y, además, suponen una gran puerta de entrada al mundo laboral.
Esa frase se utiliza en multitud de eslóganes, pero en el caso de las prácticas curriculares y extracurriculares es una gran verdad. ¿Cuántas de las personas que trabajan en sus empresas fueron antes estudiantes en prácticas? Seguro que hay unas cuantas, cuando un estudiante funciona en prácticas no pasa desapercibido y se convierte en un futuro «fichaje».
A partir de octubre las condiciones para que los estudiantes hagan prácticas van a cambiar de forma considerable, pues la reforma de las pensiones establece como una obligación cotizar a la Seguridad Social por los estudiantes en prácticas. Entiendo que las empresas den de alta a los alumnos que reciben una remuneración a cambio de desarrollar un trabajo como parte de su formación práctica y que, por lo tanto, coticen a la Seguridad Social, sin embargo, extender la medida a todas las prácticas, incluidas las curriculares y obligatorias, va a generar un gran problema a las universidades y a las consejerías de Educación de las que dependen los centros de formación profesional, pues la medida también va a afectar a los estudiantes de FP.
Todas las universidades coinciden en señalar que la medida impuesta por el Gobierno es un problema serio, ya que dar de alta a miles de estudiantes en la Seguridad Social no es una cuestión que se solucione con darle a un botón, sino que va a generar una importante carga burocrática a las instituciones académicas y a las empresas. Y ahí está el problema, si en lugar de ponérselo fácil, se crean nuevas trabas, más de una empresa va a prescindir de las prácticas de estudiantes.
¿Por qué tiene tanto interés el Gobierno en implantar ya este cambio en las prácticas? A primera vista se podría pensar en que el interés es económico, pero la cotización va a estar bonificada al 95%, así que no parece que sea la razón. Quizás tenga razón la consejera de Educación de Castilla y León, Rocío Lucas, y la única finalidad de esta polémica medida sea inflar las cifras de afiliados a la Seguridad Social de cara a las próximas elecciones generales.
Sea verdad o no, lo que está claro es que el presidente Pedro Sánchez, el ministro Joan Subirats y el resto de responsables de los ministerios solo dan problemas a las universidades. Por si no tenían bastante con los numerosos cambios a nivel legislativo que van a poner patas arriba a las instituciones académicas, en solo cinco meses van a tener que afrontar un gran cambio en la gestión de las prácticas de los estudiantes, un aspecto fundamental en la inserción laboral. Y lo peor puede estar por llegar, ya que no podemos olvidar que aún no está elaborado el proyecto final del llamado «estatuto del becario».
¿Cuándo va a dejar Sánchez de gobernar de espaldas a las universidades?
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