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Un adiós a Manolo

Sus letras retrataban a una juventud un tanto frívola y despreocupada, pero esconden mensajes eternos que invitan a jugar

Jueves, 28 de agosto 2025, 06:00

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«El finaaaaal / del verano / llegó / y tu partirás». Quien pronuncie esta frase, redobles de tambor, se sumergirá en aquella clásica canción del Dúo Dinámico que ha trascendido durante generaciones. En una semana negra para el mundo de la cultura en España, ha muerto el cantante y compositor Manuel de la Calva y lo ha hecho precisamente cuando el verano ya huele para muchos a final. Del Dúo Dinámico, o «Manolo y Ramón», como también se les conocía al principio, Manolo era el más bajito. Era un modo de identificarlos porque, pese a su inmensa popularidad, para el 95 % de los españoles siempre fue un reto mayúsculo distinguir quién de los dos era Manolo y quién Ramón.

Las canciones con las que Manolo de la Calva y Ramón Arcusa introdujeron en los 60 el rock y el pop retrataban a una juventud un tanto frívola y despreocupada. De protestar ya se ocupaban otros. Pero esconden mensajes eternos que invitan a jugar con sus letras. En «Perdóname», por ejemplo, el amante suplica a su amada una segunda oportunidad. «Te perdí / Por culpa de un error» y «Perdóname / Te necesito / Perdóname / Te lo suplico». Podría haberlo cantado el rey emérito a su regreso de Botswana con la cadera rota, o Pedro Sánchez tras descubrir el enésimo escándalo de gente de confianza. Es el mérito de las canciones que se hacen clásicos.

El Dúo compuso una larga lista de tremendos éxitos durante décadas que sonaron tanto en sus voces como en las de otros. Como «La, la, la», canción con la que Massiel ganó el festival de Eurovisión en 1968, cuyo estribillo podría corear el mismísimo Oscar Puente para esquivar las críticas que recibe por la penosa gestión de los servicios ferroviarios que padecemos. «-Ministro, que nos hemos quedado colgados por otra avería» «-La, la, la». Otras letras que en su día parecieron inofensivas, hoy no resistirían una escucha atenta por parte de los más escrupulosos vigilantes de la moral. «Quince años tiene mi amor» sería hoy totalmente inaceptable y a nadie le extrañaría que se oyeran acusaciones de pederastia, a pesar de la inocencia de que desprende esta canción sobre un amor platónico hacia una chica que «cuando más me gusta es bailando este rock». Pero ya saben como están algunas cabezas.

Luego estaba «Quisiera ser», un alegato en favor del amor incondicional, la entrega absoluta que llega incluso a rozar la humillación. «Quisiera ser el eco de tu voz / para poder estar cerca de ti». O eso de «y conseguirte las estrellas y la luna / y ponerlas a tus pies», que a mí me evoca la fidelidad ciega de los cargos de los partidos, o de los fontaneros entregados a hacer el trabajo sucio por su líder.

Julio Iglesias logró un gran éxito internacional de una canción de Manolo y Ramón «Soy un truhán, soy un señor». Tras repasar aquella descarada autobiografía del personaje que se declaraba «a veces cuerdo y a veces loco « y «casi fiel en el amor», que más tarde confesaba que «Me gustan las mujeres, me gusta el vino / Y si tengo que olvidarlas, bebo y olvido» me ha venido a la mente el rostro de José Luis Ábalos. No sé el motivo, porque truhanes con apariencia encorbatada tenemos en este país a toneladas. Y qué decir de «Resistiré /erguido frente a todo / Me volveré de hierro para endurecer la piel», un himno para los dirigentes imputados que lo niegan todo hasta que cae la condena. Y una canción que a mí se me hizo bola de tanto oírla durante la pandemia.

El compositor salmantino y colaborador de LA GACETA Juan Mari Montes se despedía esta semana de Manolo en sus redes agradeciéndole la oportunidad de haber podido aportar dos letras en su último disco, «Es por ti» y «Amor, amor, amor». Porque más allá de las bromas, Manolo y Ramón han sido y serán historia de la música popular en este país. Y es de justicia reconocerlo.

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