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«Aquí estoy, sentado con mi taza de café, dispuesto a escuchar un suicidio en directo». Esta es la frase que me soltó un veterano e hijoputesco periodista minutos antes de la entrevista de Luis Tudanca con Carlos Alsina. El secretario general del PSOE de Castilla y León era el político más buscado en las últimas horas por el pulso que mantenía con el todopoderoso Ferraz. El otrora fiel y obediente vasallo se disfrazaba de rebelde ante la suspensión de las primarias exprés convocadas con el apoyo del Comité Autonómico.
Y fue más lejos Tudanca de lo que nunca se había atrevido: señalando a Santos Cerdán, y al leonés Cendón, y al abulense Arribas, y habló de fachosfera, y de filtraciones, y dijo eso de 'dos en un despacho no pueden decidir por la militancia', y según iba escuchando la entrevista se iba cargando de argumentos el vaticinio de mi sabio compañero de profesión. Un suicidio político en toda regla.
Tan evidente fue este escenario que el socialista burgalés apostó por el atrincheramiento, primero ante los medios de comunicación de la región, a los que despachó sin una sola palabra, y después de forma generalizada, a cal y canto en sus despachos. Ahora, se descuelga con una ronda por las provincias para medir el apoyo que puede tener entre la militancia, esos que algún día, veremos cuándo, tendrán que apostar entre él y el candidato designado por el dedo mágico de Pedro Sánchez, que es también el que pone y quita senadores y diputados, elabora las candidaturas electorales y reparte los cargos y los sueldos, que es de lo que va todo esto.
De poco sirve que Tudanca fuera uno más del Clan del Peugeot, formado por aquellos que apoyaron a Sánchez cuando se lanzó a las primarias contra el 'aparato' del partido. Eso fue en 2016 y no hay lealtad política que dure tanto, y menos con un presidente del Gobierno que devora ministros como Carpanta y que necesita una nueva guardia pretoriana que le proteja ante los muchos ataques, internos y externos, que están por llegar.
'Ya sabe lo que es recibir una buena dosis de sanchismo', le soltó Mañueco en las Cortes y, por una vez, algunos en la bancada del PSOE compartieron el argumento con el enemigo político. Los socialistas se desangran y los populares lo contemplan comiendo palomitas mientras registran unos Presupuestos que saben que no tendrán apoyo parlamentario, aunque eso no preocupa, la moción de censura está desactivada y tan solo se trata de gobernar hacia una primavera electoral. Veremos con qué candidato en el PSOE.
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