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Amanece un frío 22 de abril de 2010. Riaza, Segovia. El sol despierta y en la silueta del monte se recorta la figura de un hombre. Sonríe y lleva una camiseta roja con unas letras sobreimpresionadas en blanco 'Puro cambio'. Así de efectista fue la entrada en escena de Óscar López como candidato del PSOE de Castilla y León a la Junta. Se decía más segoviano que el cochinillo, que el acueducto y que Perico Delgado, todos juntos.
Creo que fue en esa campaña electoral cuando, en una entrevista, me contó que a él siempre le había gustado lo de la política, de pequeño fue delegado en el colegio y desde entonces no había soltado el bastón de mando. Lleva décadas buscándose y ganándose la vida con la 'res pública', haciéndose con un patrimonio que ya quisieran para ellos los vecinos de Riaza. Otra anécdota de aquella época. El gobierno quería poner en marcha cementerios nucleares, ATC los llamaron, y abrieron una convocatoria para que los pueblos se postularan para alojar la instalación. Salieron varios, entre ellos, uno de Valladolid, gobernado por un alcalde del PSOE. Eso, hasta que una llamada de Óscar López le amenazara abiertamente; si seguía adelante con la candidatura, que se olvidara de las nuevas farolas que se iban a instalar en el pueblo. Así funciona esto y el 'segoviano' siempre fue un experto en esas mañas.
Aunque ahora ya es 'el madrileño'; más que los callos, el chotis y el Oso y el madroño. La capacidad mutacional de Óscar López es digna de un estudio entomológico. Lo suyo sí que es aplicar hasta la extenuación el Manual de Resistencia de su Gran Jefe Sánchez. Y él lo sabe bien, 'el madrileño' se postuló con Patxi López en las primarias de Susana Díaz, entre todos aplicaron el principio de 'divide y vencerás' y mandaron a la andaluza al rincón mientras ellos se repartían el reino de Ferraz. Y ahí siguen.
Un político formado a la sombra del otrora poderoso Pepiño Blanco y que se ha salvado de todos los incendios internos, pese a que algunos, como la famosa moción de censura de Ponferrada pactando con un acosador condenado, fueran de su particular factoría. Perdió con estrépito contra Juan Vicente Herrera en las elecciones autonómicas y se coló como senador por designación de las Cortes para regresar a la política de puertas adentro de la M-30. Un político camaleónico, siempre con un titular en la boca y con un plan B en la manga. Ahora le han lanzado a la plaza más difícil, el Madrid de Ayuso. El Puro Cambio se antoja complicado.
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