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Si hacen memoria, hace más de veinte años, un anuncio de Audi puso de moda un muñeco de Elvis Presley que bailaba sobre el salpicadero de su último modelo al ritmo de uno de sus grandes éxitos. La estrategia publicitaria era sencilla: el juguete no se movía por la solidez y suavidad del vehículo. Todavía hoy se ven algunos de estos avatares del Rey del Rock moviendo la pelvis tras el parabrisas de coches con más solera que un Osborne añejo.
La imagen de ese bailoteo apareció en mi mente como una revelación mientras conducía por la A-62, tragando baches y camiones como Carpanta. Si uno de esos Elvis articulados se enfrentara a la tortura de esa autovía acabaría con hernia discal, dislocación de la tercera vértebra, vértigos y vómitos, hasta el punto de cambiar ese traje tan molón, con sus luces y su cuero blanco, por un corse ortopédico y una faja lumbar último modelo.
La dejadez del Ministerio de Transporte con las principales vías que cruzan la provincia es de juzgado de guardia. Y no en sentido figurado, sino literal, porque no son pocos los ciudadanos que han presentado denuncias por daños en sus vehículos. Cuando no es la luna por un chinazo, es una rueda engullida por uno de los 'agujeros abisales' que esconde el asfalto. Al circular por esos carriles uno se siente como el Chino Cudeiro saltando por las zamburguesas de Humor Amarillo.
Y cuando los representantes legítimos de los ciudadanos alzan sus voces críticas ante una injusticia manifiesta, la respuesta del Gobierno es más funcionarial que los moscosos: «las actuaciones se llevarán a cabo en función de los medios técnicos y económicos disponibles». Eso es lo que le han espetado al alcalde de Ciudad Rodrigo al reclamar, oficialmente y por escrito, soluciones a los «graves problemas de seguridad» en la Autovía de Castilla. La traducción de ese eufemismo al lenguaje coloquial es que ya puedes ir sacando el seguro a todo riesgo para tu coche, porque lo de arreglar la autovía no está en la carpeta de asuntos urgentes.
Anda tan enfrascado el Gobierno actual en la infinidad de frentes abiertos (casos Begoña, Koldo, el hermanísimo, el fiscal general del Estado, la investigación a la UCO) que no hay tiempo ni recursos para lo importante, lo que afecta al día a día de los ciudadanos. Así que no nos quedará otra que seguir tragando baches. Voy a ver si en Wallapop pesco un Elvis Presley para el salpicadero con el que desafiar a la ley de la gravedad durante unos cuantos kilómetros. Será la única manera de sacarme una sonrisa.
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