Tengamos la Vuelta en paz
En apenas tres días llega la Vuelta Ciclista a España a Salamanca. No hagamos el cafre. No nos dejemos manipular
No he conocido gente más disciplinada que los independentistas vascos. Cuando a sus dirigentes les interesaba crear una guerra de banderas, los sumisos votantes de ... Herri Batasuna llenaban de ikurriñas sus ventanas. Cuando el objetivo era armar ruido con el acercamiento de los presos etarras al País Vasco, decoraban sus balcones con pancartas reivindicativas. Todas iguales, perfectamente uniformadas, prietas las filas. Ahora, como son amigos del Gobierno español –las vueltas que da la vida- y lo sostienen con sus votos, tienen que buscarse otra causa, una que no incomode a Pedro Sánchez. Y ¡tachán! Ya la han encontrado. De un tiempo a esta parte, en las repisas de las ventanas desde las que en su día pendían mensajes favorables a los terroristas de ETA cuelgan ahora enseñas palestinas.
Si hace años que no viajan a Euskadi, no habrán podido comprobar este paisaje urbano perfectamente organizado desde las alturas abertzales. Sin embargo, si les gusta el ciclismo y siguen la Vuelta a España habrán encontrado un paralelismo a esto que les he comentado en el párrafo anterior. ¿Recuerdan las ikurriñas ondeando en las etapas de montaña de hace unos años? ¿O las pancartas blancas con la inscripción «euskal presoak etxera» (presos vascos a casa) que portaban algunos descerebrados junto a los ciclistas para rascar unos segundos de televisión? Ahora, los mismos obedientes, sumisos, dóciles vascos enarbolan la bandera palestina como si les fuera la vida en ello. No la de Ucrania, no la del Sáhara… la de Palestina.
Y estos «aberchandals», que parecen sacados de «Ocho apellidos vascos», estuvieron a punto de provocar un grave accidente en la meta de la Vuelta Ciclista en Bilbao, hasta el punto de que la etapa tuvo que suspenderse tres kilómetros antes y no hubo ganador. Los incidentes provocados porque el equipo Israel Premier Tech -que recibe fondos del Ministerio de Turismo del país hebreo- corría la ronda española ya habían comenzado en Cataluña. Pero fue en el País Vasco donde se recrudecieron y acabaron mal.
Aprovechando este filón que le han servido sus socios abertzales, nuestro precario presidente se ha querido apuntar un tanto. Y ayer a primera hora de la mañana, justo cuando empezaba su semana de vía crucis judicial con las declaraciones de su «fontanera» y de su esposa, organizó lo que denomina una declaración institucional. Es decir, una especie de rueda de prensa sin preguntas. Un tuit largo y grabado. Y nos ha dicho que va a aprobar un decreto ley que consolide el embargo de armas a Israel, cuando nosotros solo le vendemos munición. Y ha recordado -¡pásmense!- que no tenemos bombas nucleares para detener la ofensiva israelí. Y lo ha hecho pocos minutos antes de que Hamás haya asesinado en Jerusalén a seis personas, entre ellas a un español.
No seré yo quien defienda la salvaje reacción de Netanyahu contra la población civil palestina tras los brutales atentados protagonizados por Hamás en 2023. Es condenable a todas luces. Pero menos postureo gubernamental y, sobre todo, que las protestas vayan por cauces pacíficos. En apenas tres días la Vuelta llega a Salamanca. No hagamos el cafre. Tengamos la Vuelta en paz.
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