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De momento -llevamos solo las dos primeras entregas-, los mensajes de Pedro Sánchez a José Luis Ábalos, que El Mundo está publicando estos días, no demuestran corruptelas ni grandes escándalos. Si acaso la estrecha relación que mantienen ambos, incluso después de que el número uno defenestrara a su mano derecha sin darle explicación alguna.
Pero esos guasaps reflejan a la perfección la personalidad despótica de un presidente del Gobierno que no aguanta crítica interna alguna. «Llamad al petardo este», escribió al entonces secretario de Organización del PSOE para que diera un toque de atención al presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán. El maño había manifestado en sus redes sociales su apoyo total a la Constitución del 78 y al Rey Felipe VI, poco después de que Sánchez vetara la presencia del monarca en la entrega de los despachos de los futuros jueces, que suele celebrarse en Barcelona. Eso ocurrió en 2020, pero un año después también ordenó a su entonces perrito faldero que hablara con el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, para que «dejara de tocar los cojones». El manchego había concedido una entrevista al diario La Razón en la que dijo que los indultos a los líderes del procés se estaban planteando en términos de chantaje político y sentarían un precedente peligrosísimo. Otro petardo al que acallar, como al extremeño Guillermo Fernández Vara.
Viendo lo visto, a mí me gustarían unos líderes de PSOE salmantino y castellano y leonés «petardos». Sí, con voz propia, que fueran capaces de saltarse los argumentarios enviados por Ferraz con tal de defender a su tierra. Que recibieran llamadas de atención desde Madrid porque son peleones y hacen caso a lo que les piden sus electores. Que conserven, como si de un trofeo de caza se tratara, algún mensaje en su teléfono móvil en el que algún fontanero del partido les tira de las orejas por pasarse de reivindicativos.
Pero me temo que me voy a quedar con las ganas. Como muestra, un botón. El secretario general del PSOE en Salamanca, David Serrada, concedió una entrevista a este periódico, que se publicó el domingo, con motivo de su aplastante reelección como líder provincial socialista para los próximos cuatro años. En ella hubo una frase que me hizo ver a las claras por dónde va a ir su mandato. «La cuestión no es pedir más frecuencias o pedir que se mejore el asfalto de la autovía; lo fundamental, el fondo de la cuestión, es saber qué queremos hacer con nuestra provincia», dijo. Es decir, no levantemos demasiado la voz, no vaya a ser que...
Menos mal que todavía hay «petardos» en el PSOE, que son capaces, por ejemplo, de sacar adelante una moción, junto al PP y ¡a Vox! en Ciudad Rodrigo para solicitar al Gobierno que repare de una vez los baches que pueblan la Autovía de Castilla a su paso por la comarca mirobrigense. Me sorprendió, sin embargo, la rueda de prensa que ofreció David Serrada dos días después en Miróbriga para anunciar que el Gobierno de Pedro Sánchez iba a invertir un millón de euros en la reparación de esta carretera, algo que ya se sabía y que había adelantado en el pleno el concejal socialista Carlos Fernández Chanca. Como para marcar territorio y que nadie se salga de la línea oficial, Serrada señaló que el alcalde de Ciudad Rodrigo estaba utilizando políticamente este asunto y acusó al PP de postureo «como en el tema del tren».
Me da la impresión de que al otra vez secretario general del PSOE en Salamanca no se van a mandar guasaps para que deje de «tocar los cojones» a Pedro Sánchez y sus políticas. Una pena.
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