Participa, que algo queda
Tienen hasta el 31 de octubre para pensar y plantear ese proyecto que va a mejorar su vida y la de sus convecinos
Andaba cavilando sobre el discurso de ¡Oh capitán, mi capitán! -ya saben, el «puto amo»-, a quien todos y cada uno de nosotros debemos agradecer su valentía a la hora de empuñar el timón de esa nave llamada España a la cual dirige, no sin gran esfuerzo, hacia un futuro de prosperidad, cuando ha llegado a la Redacción una nota de prensa del Ayuntamiento.
En ella se anunciaba la décima convocatoria de los Presupuestos Participativos. Porque sí, aquí, en el Consistorio de Salamanca hay presupuestos, no como en el barco ese que, a pesar de la mala mar, pilota con maestría ejemplar el capitán Sánchez Pérez-Castejón. Aquí, en la capital del Tormes, un particular o un colectivo, solo por estar empadronado en Salamanca, puede lanzar las propuestas que desee sobre las inversiones en la ciudad, siempre y cuando guarden relación con obras nuevas o de reparación y remodelación de calles, con mejoras en parques y jardines, con actuaciones en la red de agua, con iniciativas medioambientales o con el adecentamiento de instalaciones deportivas municipales. Estamos hablando del diez por ciento del presupuesto municipal, es decir casi veinte millones de euros. Así que no es para tomárselo a broma.
Evidentemente esas propuestas pasan por diversos filtros. Primero las revisan los técnicos municipales, no vaya a ser que a alguno se le ocurra pedir que coloquen en las oficinas municipales a alguna sobrina suya, de esas que salen en los catálogos que usan algunos exsecretarios de Organización de cierto partido que antes se llama socialista, obrero y español. Estos funcionarios analizan principalmente la viabilidad económica y técnica de los proyectos.
Después, el Consejo de Ciudad establece el orden de prioridad de las ideas que han planteado los ciudadanos y las asociaciones, y finalmente es la Comisión de Economía, Hacienda y Régimen Interior la que determina si se incluyen esas iniciativas en el presupuesto municipal del próximo año o no.
Luego ya si la obra en cuestión se encarga a empresas de la talla de Servinabar, eso forma parte de otro negociado. A nosotros, a los vecinos de a pie lo que se nos pide es que planteemos propuestas para mejorar la vida diaria en la ciudad.
Por eso, bromas sobre la corrupción que todo lo ensucia aparte, les invito a que hagan un ejercicio de ciudadanía responsable. Y si ven, por ejemplo, que en su calle crecen las malas hierbas y han levantado todos los adoquines del suelo, envíen el correspondiente correo electrónico a los presupuestos participativos para que al menos el Ayuntamiento no pueda decir que desconocía el problema que afecta a todos sus convecinos cuando se tropiezan con las baldosas traidoras.
Aunque los dirigentes locales del partido ese que tiene al frente a un patrón de barco más bello que el de los anuncios de Jean Paul Gaultier digan que los presupuestos participativos con el PP son una «pantomina», no hagan caso. Se hacen cosas. No todas, lógicamente, pero por ejemplo el ascensor de las escaleras de la Riojana era una vieja reivindicación de la asociación de vecinos del barrio Bretón, que reclama un plan de accesibilidad para una zona que geográficamente se encuentra en pendiente y que aglutina en sus viviendas a un elevado número de personas de avanzada edad.
Tienen hasta el 31 de octubre para pensar y plantear ese proyecto que usted considera imprescindible para mejorar su vida más inmediata y la de sus vecinos. Yo no lo dejaría para última hora. ¿Y si finalmente le hacen caso y puede presumir delante de sus amigos de que esa obra era idea suya?