Borrar

El lobby charro

Ahora que se han puesto de moda los lobbies, propongo crear un grupo de presión para favorecer los intereses de Salamanca

Martes, 22 de julio 2025, 06:00

Comenta

Cuando ya prácticamente nos habíamos olvidado de él -y mira que es difícil no acordarse de un ministro de Hacienda-, Cristóbal Montoro ha irrumpido en el panorama informativo actual. Y no precisamente para bien. Un juez de Tarragona le imputa varios delitos por presuntamente aprovecharse de su cargo en el Gobierno para cambiar leyes que beneficiaron a empresas gasistas, las cuales eran clientes de un despacho que él mismo había fundado años antes. Y, por lo que se ha visto en los últimos días, al recaudador mayor del reino en época de Rajoy le tenían ganas a izquierda... y también a derecha. El caso es que sus tejemanejes con la firma Equipo Económico o los de Pepiño Blanco con su consultora Acento han vuelto a poner de moda la palabra lobby, una actividad profesional legítima regulada en países de nuestro entorno, pero que en el nuestro suena como mínimo a grupo de presión y, en ocasiones, hasta a tráfico de influencias.

Si la palabra de marras suena a feo es por la opacidad en la que se desenvuelve esta labor en muchas ocasiones y porque se descubren demasiadas puertas giratorias en las empresas que se dedican a esto de influir en los gobernantes.

Lo cierto es que cualquiera puede terciar en las políticas oficiales. De hecho, el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos viene recogido en el artículo 23 de la Constitución. Si atendemos a la vicepresidenta de la Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales, Irene Matías, comprenderemos incluso la necesidad de este tipo de consultoras. La labor de un lobby «implica diseñar una hoja de ruta, identificar a los interlocutores, ayudar en la agenda de reuniones u organizar una campaña de opinión», apunta.

Por eso, ahora que se han puesto de moda, propongo crear un grupo de personas verdaderamente influyentes y perfectamente organizadas para presionar en favor de los intereses de Salamanca. Podría llamarse «Equipo salmantino» o «Acento charro». Da igual. La clave es que ejerza presión con denuedo, puesto que parece que nadie está por la labor de defender los intereses de nuestra provincia.

Un lobby para que el Ayuntamiento de Salamanca no nos vuelva a tomar el pelo con el programa de conciertos de las Ferias y Fiestas. Y para que el Consistorio multe a quienes no cumplen con la normativa de los pisos turísticos en lugar de silbar y mirar hacia otro lado.

Un lobby para que la Diputación ponga en marcha una verdadera estrategia contra la despoblación para que Salamanca no aparezca como la provincia de España con el segundo peor dato de crecimiento vegetativo, donde el 75 por ciento del territorio está calificado como desierto demográfico.

Un lobby para que la Junta de Castilla y León no se olvide de Morasverdes y le eche una mano en la recuperación del monte que perdió por el incendio de hace tres años.

Un lobby para que Gobierno termine alguno de los proyectos de electrificación de la línea férrea a Portugal en los lleva enredado el Ministerio de Transportes más de siete años y medio.

Un lobby para que se aumente la plantilla del Seprona en Salamanca, que este verano aperas tiene veinte guardias civiles, una cifra absolutamente insuficiente para ofrecer una respuesta rápida ante incendios o infracciones medioambientales o un servicio cercano a la ciudadanía.

Un lobby para que nos arreglen las autovías que atraviesan la provincia antes de que tengamos que cambiar los amortiguadores o alguna rueda reventada.

Un lobby para...

Se buscan voluntarios.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El lobby charro