El gratis total
No concibo que con mis impuestos se ponga en marcha una barra libre de transporte que pueda usarse para unas vacaciones
Precisamente hoy se completa la puesta en marcha del famoso Buscyl, el programa por el que los empadronados en Castilla y León pueden viajar en autobús de forma gratuita utilizando las líneas que cubren los trayectos metropolitanos e interurbanos de nuestra comunidad autónoma.
Ya hay más de 300.000 paisanos que han solicitado la tarjeta y se disponen a disfrutar del gratis total en las nada menos que 2.610 rutas autonómicas que componen esta iniciativa. Muchos de ellos ya lo han hecho. Otros tendrán que esperar a hoy. Y unos cuantos han sufrido en sus carnes fallos, fruto de la improvisación y falta de previsión a la hora de implantar el proyecto.
Que si uno es mayor y no sabe qué hacer con un Qr y prefiere tener una tarjeta física que nunca llega para apañarse mejor; que si no se ha previsto la venta de billetes por internet de algunas líneas; que si ha habido que poner teléfonos móviles en los autobuses para leer los códigos porque las máquinas de lectura no funcionan, que si me he quedado en tierra porque el autocar se llenó y tuve que esperar al siguiente y he llegado tarde al trabajo por eso... La casuística de errores es extensa para una medida que, además de promover el uso del transporte público, frenar la despoblación y facilitar la movilidad entre municipios y ciudades (esa es la teoría), también busca el voto fácil ante la cercanía de las elecciones autonómicas.
Este tipo de políticas no son nuevas. Hasta hace bien poco Pedro Sánchez regó sus caladeros de votos con la gratuidad indiscriminada del transporte en trenes de cercanías y algunas líneas, como la que comunicaba Salamanca con Madrid. Gracias a ello, mi mujer, por ejemplo, no se ha gastado un euro en transporte en los dos años que ha estado trabajando en Ávila. No sé si será suficiente como para que vote al inquilino de La Moncloa, pero seguro que, de alguna forma u otra, lo tiene en mente.
Es curioso, pero esto del gratis total parece que les gusta a todos los políticos. He leído notas y ruedas de prensa de partidos como el PSOE o IU en las que criticaban la improvisación, la urgencia o los fallos a la hora de poner en marcha el sistema y, sin embargo, ninguno renegaba de la medida como tal. Tiene toda la pinta de que si estuvieran en el poder, la implantarían sin despeinarse.
Claro, cuando mueves dinero que no es tuyo, todo es mucho más fácil. Pero yo no quiero políticos que jueguen al gratis total. Puedo entender y apoyar que beneficien con precios públicos o irrisorios a quien tiene que desplazarse por trabajo o por estudios de lunes a viernes a otra provincia, a las familias numerosas, a jubilados que tienen pensiones paupérrimas (no a todos...), a personas sin empleo... Pero no concibo que con mis impuestos se ponga en marcha una barra libre de transporte, que pueda utilizarse para ir de festival, para unas vacaciones o para visitar a la tía Paquita, la de Burgos, que hace mucho que no la vemos.
No sé si tenemos en nuestra comunidad autónoma dinero suficiente como para mantener este dispendio que hoy comienza a andar definitivamente. Y si lo tenemos, lo estaremos quitando de otras partidas que quizás soporten programas que resuelven necesidades más urgentes. No sé qué pensarán ustedes pero, en estos momentos, deberíamos centrar todos nuestros esfuerzos en frenar el éxodo de los jóvenes de la región hacia otras comunidades autónomas donde encuentran un futuro mejor. ¿Dónde están esas viviendas de alquiler barato para que puedan emanciparse? ¿Dónde esas oportunidades laborales dignas? ¿Dónde unos sueldos decentes para ellos? Desde luego, eso no es gratis.