Fiestas más modernas
Objetivamente, el cartel de los artistas de las ferias es peor que en años anteriores. ¿Y si se vuelve a algunos conciertos de pago?
Uno de los días más esperados por los salmantinos es ese en el que el Ayuntamiento da a conocer los conciertos de las ferias. Es un momento en el que todo el mundo es experto musical. Objetivamente, el cartel de los conciertos de este año es bastante mejorable. Se trata de grupos musicales que se pueden ver en pueblos y ciudades cercanas a Salamanca, que no son ninguna novedad y que mayoritariamente no generan ninguna ilusión. Rosario Flores está más vista que el tebeo, Siempre Así es siempre igual y Medina Azahara es una banda que ya está de vuelta de todo. No son, a mi entender y respetando el trabajo del Ayuntamiento, artistas referentes para dar caché a un escenario como el de la Plaza Mayor de Salamanca. El acierto del año pasado de traer a Bonnie Tyler ha intentado imitarse sin éxito con la contratación de Europe, cuando los rockeros suecos vienen todos los años a salas de Madrid y que incluso en 2024 actuaron en Zamora.
Sobre el papel parece muy fácil ponerse a programar conciertos, pero para ello hay que tener en cuenta aspectos tan importantes como el presupuesto y eso suele complicar las cosas. Yo soy de los que piensan que no se puede derrochar dinero público para organizar una semana de fiestas, pero también considero que pueden programarse algunos de pago, de ese modo se mejoraría el plantel de artistas y todo el mundo saldría beneficiado.
El Ayuntamiento está luchando para desestacionalizar la celebración de fiestas y prácticamente casi todos los meses del año hay programadas actividades musicales y culturales, de ahí que llame la atención que no se suba de una vez el nivel de las ferias de septiembre. Igual que se ha hecho una apuesta real por dinamizar la actividad en Navidad, debería hacerse por crear un espíritu festivo para septiembre. Se echa en falta una mayor implicación de los jóvenes, la creación de peñas, la presencia de charangas y la celebración de un pregón realmente festivo. Los pregones se han convertido en un trámite para completar la mañana del Día de la Virgen. Al final, al pregonero le escuchan cuatro gatos en la Plaza Mayor y no se siente arropado. Se necesita mayor colorido, que toda persona que esos días esté en la ciudad sepa que son las fiestas y eso cuesta dedicación y esfuerzo.
La Feria de Día actual ayuda poco a crear ese clima de fiesta. Ni los hosteleros ni el Ayuntamiento han apostado realmente por ella. Se ha ido perdiendo la esencia de lo que fue, de ese lugar en el que tomar una caña con amigos con los que te reencuentras una vez al año. La dispersión de las casetas y el producto que en ellas se ofrece no es lo ideal. Da pena ver dos bares en una ubicación, tres en otra y unas pocas más allá. También es lamentable ver cómo te cobran 3,50 euros por un chupitillo de cerveza y un montadito de lomo elaborado sin ninguna delicadeza en algunas «cocinas» de dudosa salubridad. Esto no puede ser. Año tras año baja el nivel y da la impresión de que los verdaderos profesionales de la hostelería y los políticos quieren que de verdad desaparezca.
Y las ferias de Salamanca no tienen nada más. Conciertos, casetas y los actos religiosos deberían estar complementados por más novedades. Al Ayuntamiento tampoco le ayuda mucho que la feria taurina se programe en dos fines de semana consecutivos dejando muchas tardes huérfanas de actividades. Sería necesaria una mayor coordinación entre Ayuntamiento, hosteleros y empresarios que programen actos en los días de ferias para remar en la misma dirección y dar un impulso a unas fechas a las que les hace falta un poco de modernidad.