Una vergüenza, ministro

El ministro Puente vive en la irresponsabilidad permanente. Se ríe de los medios de comunicación que no le bailan el agua, se burla de los ciudadanos que sufren día sí y día también el mal funcionamiento de las infraestructuras ferroviarias y de la red de carreteras del Estado, que acumula años sin que el mantenimiento haya sido el adecuado y hoy se ha convertido en una trampa para miles de automovilista que sortean, como pueden, baches y socavones ante la pasividad del responsable de las obras públicas.

En lugar de burlarse de los dedos para abajo que le damos en LA GACETA por su pésima gestión como ministro, yo le invito a que se haga un viajecito desde Valladolid hasta Ciudad Rodrigo, por ejemplo, y compruebe usted mismo, señor ministro, como están las autovías que dependen de su ministerio. Estoy convencida de que si hiciera ese ejercicio, le quedarían menos ganas de burlarse en twitter de las críticas que recibe por su gestión.

Pero usted, señor ministro, como hace su puto amo, no asume ninguna responsabilidad. Cuando no puede usted culpar a los sabotajes, cierra los ojos ante el continuo caos ferroviario y, como su amigo Santos Cerdán cuando ya tenía un pie en la prisión de Soto del Real, es capaz de decir que es una persecución política de la «fachosfera» o un bulo de los pseudomedios.

Ustedes cuando las cosas no le van bien o su gestión es manifiestamente mejorable, expanden las culpas como si fuera la tinta del calamar. Ayer asistimos al penúltimo de los múltiples desastres ferroviarios. Hay pasajeros que han estado más de 14 horas metidos en un tren, sin electricidad, sin agua, con temperaturas insoportables y sin asistencia por parte de nadie, más que por algunos vecinos solidarios que se han acercado en medio de la noche a suministrarles agua y algún bocadillo.

Me pregunto si no podría haber hecho Renfe o el Ministerio lo mismo que han hecho los paisanos de buena voluntad de algún pueblo cercano, que mínimo que reducir las consecuencias de la avería. De la de ayer, de las de hacer 15 días y de las que vendrán, porque la situación no tiene pinta de mejorar.

Ayer el ministro ni siquiera pidió perdón a través de twitter, red a la que es tan aficionado. Cientos de personas se vieron afectadas por los retrasos provocados por la avería en la catenaria el primer día de la operación salida de las vacaciones. El ministro más dicharachero de Sánchez lleva varias horas extrañamente en silencio.

Tampoco quiso hablar el lunes con los periodistas sobre el ingreso en prisión del que hasta hace poco más de dos semanas era un honorable secretario de Organización del PSOE, al que se desgañitaron a aplaudir en el congreso de Sevilla cuando ya era un secreto a voces que la mano de derecha de Sánchez, el muñidor de los pactos de gobernabilidad con lo más granado de la delincuencia política, era el presunto jefe de una banda de chorizos.

Señor ministro, haga algo más que poner unos cuantos parches en las infraestructuras porque a los ciudadanos, que acabamos de pagar el impuesto de la renta que ha sido récord de recaudación, estamos hartos. Hartos de que lo que recauda la ministra Montero sirva para contentar a los socios del Gobierno mientras le siguen suministrando oxígeno a Pedro Sánchez para que continúe un poco más en La Moncloa.

Nos irrita también ver como unos cuantos chorizos de su partido, nada menos que las manos derechas del «puto amo», que diría usted señor ministro, cobraban las mordidas de las obras públicas adjudicadas por el Ministerio, mientras se invierten migajas en mantener autovías y ferrocarril y así estamos.