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Opinión

Sánchez también está fugado

Que somos iguales ante la ley es tanto como decir que en Venezuela hay libertades y que Maduro es un demócrata convencido

Viernes, 9 de agosto 2024, 07:46

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Lo vivido ayer en Cataluña es grotesco, pero cualquiera se podía imaginar que el delincuente Puigdemont podía aparecer en cualquier lugar por dos motivos: el primero porque su partido, apartado del Gobierno catalán, necesitaba acaparar el protagonismo de la jornada de investidura del socialista-independentista Illa. Es probable que si se tuvieran que repetir elecciones, que será más pronto que tarde, Junts consiga muchos más apoyos.

Y en segundo lugar, Carlos Puigdemont no destaca por su oratoria ni por su gestión, como ha quedado demostrado tras su paso por el gobierno autonómico, sino por ser un vulgar bandido que ha hecho de la necesidad virtud y ahora necesitaba burlarse una vez más de las instituciones democráticas españolas y enseñar a Pedro Sánchez quién manda aquí y que cuando él quiera lo desalojará de La Moncloa.

Cualquiera se lo podía imaginar, excepto Pedro Sánchez, que no tenía ninguna duda porque el esperpento requería su inestimable colaboración. Sin la ayuda del presidente del Gobierno de España no hubiera sido posible que este el fugado campe por España a sus anchas cuando tiene una orden de detención.

Si gran parte de la policía autonómica ya ha demostrado su complicidad con la delincuencia organizada del separatismo, el Gobierno a través del máximo responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que es el ministro del Interior, tendrían que haber participado en la operación para garantizar que se persigue y se detiene a los delincuentes y más a uno que lleva 7 años huido de la justicia, viviendo a «cuerpo de rey» y riéndose a carcajada limpia de todos, incluidos sus compañeros de partido, a los que engañó y se fue de España cinco segundos antes de que lo metieran en prisión.

Con una orden de detención vigente, no cabe más que pensar que los mossos en lugar de esposar al prófugo, lo que han hecho es protegerlo durante su vergonzosa alocución a la masa de seguidores y después ayudarlo a huir de nuevo, porque no hay que olvidar que este héroe del separatismo catalán es un cobarde de tomo y lomo, que no se arriesga a ser detenido ni siquiera para defender sus ideales políticos. De momento, ya hay dos agentes de la policía autonómica detenidos y acusados de colaborar con Carlos Puigdemont.

Estaba clara la inestimable colaboración de los Mossos como institución y, sin lugar a dudas, también de Pedro Sánchez, bien por acción o bien por omisión, porque de lo contrario es imposible que sean tan chapuceros los agentes y permitan una huida televisada ante un gran dispositivo policial de más de 300 mossos.

¿Qué hace el incompetente Salvador Illa defendiendo a Puigdemont y pidiendo que se aplique ya la Amnistía y no la ley vigente? ¿Acaso me defendería a mí si fuera una choriza que defraudo a la Hacienda Pública o si cometo una infracción de Tráfico?

Deberían haber detenido al delincuente nada más poner un pie el territorio español, como se haría con cualquier ciudadano que ha cometido un delito, que ha huido de la justicia española y que ha desafiado al Estado.

La Constitución dice que somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, (artículo 14), pero Sánchez se pasa por el forro la Constitución, las leyes, la separación de poderes y las instituciones democráticas. Que somos iguales con este presidente del Gobierno es tanto como decir que en Venezuela hay libertades y que Maduro es un demócrata convencido.

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