Del 'sanchazo' al 'francerazo'
El que sea un poco guarrete dejará de ducharse y recibirá un premio en forma de un «sanchazo» más económico
No por repetir muchas veces una mentira se convierte en verdad. Es lo que está ocurriendo con el conocido como «sanchazo», la tasa de basura ... que Pedro Sánchez, a través de la que fue su ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha obligado a implementar a los ayuntamientos y que ha supuesto o supondrá un incremento descomunal en el recibo de la basura.
La Comisión Europea no obliga a España implementar una tasa específica de basura. Así lo ha explicado la Comisión Europea en una respuesta parlamentaria. El Ejecutivo comunitario señala que son los Estados miembros quienes pueden elegir de manera discrecional los instrumentos concretos para aplicar la Directiva 2018/851 sobre los residuos con el fin de cubrir los costes de la gestión de residuos.
Lo del «tasazo» o «sanchazo» está recogido en la Ley 7/2022 que obliga a todos los municipios, incluidos los más pequeños y con escasos recursos, a establecer una tasa que cubra la totalidad de los costes de la gestión y tratamiento de los residuos. Y como no hay un criterio objetivo ni uniforme que pueda aplicarse para que se pague en función de la cantidad de residuos que produzca cada vecino y de lo que recicle en su hogar o en su empresa, cada ayuntamiento se ha visto obligado a hacer la guerra por su cuenta. Un disparate más.
La directiva incorpora una lista de ejemplos de instrumentos económicos y otras medidas para incentivar el reciclaje de residuos y la tasa es uno de ellos, el que ha elegido el Gobierno de Pedro Sánchez.
Le recomiendo al señor concejal Fidel Francés que hable con el Gobierno, que seguro que le hará más caso que a los demás, y que derogue la ley 7/2022 y la sustituya por una fórmula más objetiva y menos dañina para el bolsillo de los contribuyentes.
Es más, le propongo que en el próximo pleno municipal lleve una moción para instar al Gobierno a derogar la ley que obliga a los ayuntamientos a implantar el «tasazo». Todos aplaudiremos la medida, como si fuera una iniciativa propia e inédita, y estoy convencida de que el equipo de Gobierno la respaldará de buena gana.
El «tasazo» de la basura no es exclusivo del alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, por mucho que el señor concejal se empeñe en rebautizar el «sanchazo» y llamarlo «carbayazo». Los alcaldes socialistas también se han visto obligados a implementar una subida de la tasa de basuras en cumplimiento de una ley que ha aprobado el PSOE. Pregúntele, por ejemplo, a los vecinos de Vigo y a su alcalde, Abel Caballero.
El señor Francés propuso ayer que el recibo del «sanchazo» se calcule estableciendo una parte fija, otra vinculada al número de personas que vivan en el domicilio y que se penalice a los barrios que menos reciclen. Es decir, si yo reciclo, pero vivo en una zona que no lo hace, pago por todos. Otra duda: ¿cómo van a saber el número de personas que viven en cada domicilio, en función del agua?, pues premio para el cerdo que se duche poco. El que sea un poco guarrete se beneficiará porque el «sanchazo» le saldrá más económico.
Está muy bien la frase que «quien contamina paga», pero como principio. En la práctica es difícil establecer unos criterios objetivos y que además sean justos.
Pero luego está otra cuestión que al señor Francés ha pasado por alto y es que el Gobierno de España se ha olvidado de la autonomía municipal y se ha inmiscuido en una competencia que no le corresponde.
El «sanchazo» acabará en los tribunales, aunque cuando resuelvan nadie recuperará el sablazo económico que nos han propinado.
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