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Abandonamos el verano y el otoño en España, comenzará mañana domingo 22 de septiembre a las 14:44, hora oficial peninsular. Este verano de calores dará paso a lluvias, vientos y caída de hojas. Pero nuestro otoño será caliente.
Según mi amigo y analista Javier Ybarra, en sus «Perritos calientes», se hace eco de las voces que llegan de Europa sobre la preocupación de lo que ocurrirá en el mundo si Trump gana las elecciones y sobre la ingobernabilidad de España. «No se puede gobernar una nación de 630 años de historia como es España, con unos personajes tan pintorescos. Es como meter al camarote de los hermanos Marx en la cabina de un Airbus». Y estoy muy de acuerdo con él en que, si Sánchez no convoca elecciones en 2025, el PSOE se hundirá como ha ocurrido en el resto de Europa. Sánchez ha roto relaciones con la mayoría de la Eurocámara y con más de la mitad de los españoles. Un político así no es un hombre de Estado, sino de partido e incluso regresa a las políticas de familia del Antiguo Régimen y del régimen de Franco. Si no reacciona acabará mal. Debería dar un giro copernicano y volver a los pactos con el PP.
Este ojo que observa considera que nuestro País y nuestros gobernantes, deberían unirse a la tendencia actual de buscar las auténticas «Dianas» y enfocar el tiro en los verdaderos problemas y así poder atajarlos. Me explico. En medicina la Dra. y catedrática de la USAL Dª María Dolores Ludeña de la Cruz, en su discurso de entrada en el la Real Academia de Medicina de Salamanca esta semana, nos recordaba cómo gracias a la evolución de los estudios en el área de la Patología, se había conseguido definir las dianas para los tratamientos médicos, como por ejemplo en el cáncer, consiguiendo minimizar los daños en el resto del organismo y así ajustar la medicación en las células enfermas. También apuntaba la revolución que va a suponer la IA en el campo de la investigación, lo que llevará a estudiar más aún los objetivos, eso sí, sin olvidar jamás que médico y enfermo somos seres humanos. En este orden de cosas, aunque sean temas muy alejados, esta semana hemos visto también una guerra tecnológica de «dianas». Los israelitas han llevado a cabo ataques selectivos, centrando las acciones en objetivos (según sus posiciones) fundamentales para el debilitamiento de sus enemigos.
Y mientras el mundo y la ciencia centran sus tiros, en nuestra querida España, nos desparramamos en un Parlamento donde sólo se lazan puyas unos a otros y nadie es capaz de centrar el tiro y llamar a las cosas por su nombre.
Créanme que no puedo estar más de acuerdo con mi amigo Javier y pensar que esto es mucho menos divertido que el camarote de los Hermanos Marx, sencillamente porque lo que sucede en nuestra España no tiene ninguna gracia y pone en riesgo lo poco que nos queda de prestigio, aunque me temo que… les importa un bledo.
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