La irrealidad de las redes
Si no estás en las redes y no subes tu vida, no existes, o eso pretenden hacernos creer
No sé qué es lo que le pasa a esta sociedad cuando finaliza el primer cuarto del S. XXI. La verdad es que uno ha de estar en contacto con las redes sociales, pero el escaparatismo personal se ha convertido en el trabajo necesario para ser y estar. Jóvenes y adultos suben a las redes sociales su ocio, sus viajes, sus comidas, sus fiestas…sus vidas…bueno lo divertido y lo aparentemente éxitoso de sus vidas, porque la vida real tiene más de patatas que de langosta. Se han convertido en las nuevas joyas, los nuevos coches, los nuevos triunfos para presumir y ser «envidiados» por los otros y si no estás y no subes tu vida no existes, o eso pretenden hacernos creer.
Este ojo que observa se cuestiona muchas cosas: ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de cuento?; ¿A quién beneficia la sobreexposición?; ¿Qué problemas personales y profesionales llevan implícitos?; ¿Cómo se va a juzgar o cómo lo juzgamos?; ¿Es tal vez el resorte último del capitalismo feroz o simplemente es un juego, como otros muchos que pasaron por la historia y que se evaporaron con el paso del tiempo?; ¿Qué sector de la población es el que se expone y por qué? Y por último y no menos interesante ¿Quiénes no están?
Los tiempos han cambiado tanto en este aspecto, que la norma de educación por excelencia en la que los de mi generación fuimos educados y que se resumía en la palabra «discreción» hoy brilla, en determinados sectores, por su ausencia.
No hace mucho tiempo leía un artículo muy interesante sobre las enfermedades del S.XXI, allí se ponía de manifiesto la importancia que tienen y tendrán las enfermedades mentales, muchas de ellas provocadas por la insatisfacción y la falta de integración en un mundo que exige ser guap@, exitos@, triunfador y por supuesto ponerlo en las redes…
Es cierto que la globalización y el acceso generalizado a internet han sido una gran revolución en el mundo, al que se le suma la IA, como asesor en todos los campos de la vida, incluido el personal, el sentimental y el psicológico, pero todo tiene su Yin y su Yang y evidentemente, no es oro todo lo que reluce.
Si estamos viendo cómo afecta esto a las personas adultas, que supuestamente están formadas, ¿cómo les va a afectar a las cabezas jóvenes y qué consecuencias mentales y psicológicas va a tener?
La insatisfacción y la falta de autoestima lo están minando todo, dándonos un mundo irreal causa directa del consumo compulsivo de las redes, haciendo de ellas a la vez araña y tela, juez y verdugo. Las complicaciones de la vida son inherentes a ella y mientras antes el mundo buscaba los recursos, las explicaciones y la verdad en la filosofía, las religiones o se refugiaba en la familia como unidad de base, en la actualidad la falta de ejercitar el pensamiento, los valores y los recursos próximos, hacen que los individuos desemboquen en vidas desordenadas de locura e insatisfacciones que los llevan a huidas hacia un «adelante» que termina en el precipicio mental.