Menos ideología, más tecnología

Mi intención hoy era terminarles de contar cuáles son, a mi entender, las posibles soluciones o las reflexiones serias que deberíamos plantearnos, ante la futura situación de inestabilidad que se va a dar seguro en un futuro próximo, cuando todos los «baby boomers» nos hayamos jubilado, pero la actualidad manda.

Lo que hemos vivido este pasado lunes es tan surrealista que aún la mayoría seguimos a cuadros y sobre todo, a medida que tenemos más información. Por cierto, información que recabamos a base de leer, oír, contrastar, preguntar,... cada uno por nuestra cuenta, pues si pretendemos entender lo que ha sucedido (causas y responsabilidades) con la información oficial, vamos apañados.

Esta pasada Semana Santa, en una reunión familiar, un ingeniero presente conocedor de primera mano del sistema eléctrico nacional, ya nos comentó que las centrales nucleares paraban por mandato; que la inestabilidad (en cuanto al flujo a la red) de las renovables estaba tensionando el sistema de manera alarmante; que el sistema en sí mismo, no estaba preparado para flujos descontrolados; que todo esto lo habían comunicado, que se sabía que podría ocurrir una situación de gran apagón; que lo estaban negando por activa y por pasiva los responsables políticos y que se hacía caso omiso de las recomendaciones técnicas. También nos dijo, que todas estas cuestiones, opiniones y proyectos tecnológicos para poner soluciones, estaban siendo desoídas por los políticos, por una sencilla razón: temas ideológicos. Puedo asegurarles que, de todos los que allí estábamos, la mayoría pensamos que era una visión un tanto alarmista de la realidad. Nos equivocamos. La inestabilidad de la energía proporcionada por las renovables, no equilibrada por la producción de energía más estable y regulable, como es el caso de la energía procedente de las centrales nucleares, podría poner en jaque a todo el sistema eléctrico nacional. Lo que probablemente ha sucedido.

Este ojo que observa es consciente, porque lo ha sufrido como todo el país, de la gran inquietud y preocupación que ha causado este importantísimo incidente que hemos y que podemos volver a sufrir. Invertir en tecnología es súper necesario para intentar cortapisar posibles situaciones parecidas. Pero nada se hace de hoy para mañana.

Lo peor de todo son las grandes mentiras que nos intentan colar. La gravedad de culpabilizar a lo privado (menos mal que nuestro paisano Sánchez Galán no se deja intimidar, eso debían hacer todos y decir la verdad), cuando la culpa está en la ineptitud de políticos sectaristas con «agendas» estreñidas e inviables además de ideologizadas, en vez de pensar en las verdaderas necesidades. No hay dinero, para lo que no se quiere, como siempre.

Una vergüenza, pero siguen ahí inexplicablemente.

Lo mejor de este terrible desaguisado, el comportamiento y la paciencia de la ciudadanía siempre solidaria y dando ejemplo a quienes ni oyen, ni entienden, ni quieren.