Cuando la bofetada es femenina

El avión presidencial francés, un Airbus A330-200 abre la puerta, todo parece estar dispuesto para que salgan el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron y su esposa Brigitte, tras su llegada a Vietnam.

El personal realiza las maniobras rutinarias de apertura, pues la escalinata para bajar está preparada. Todo el mundo espera a esta pareja que, desde hace años, levanta pasiones a favor y en contra. Los periodistas tienen preparadas sus cámaras y se produce un hecho a todas luces insólito y desconcertante para todos, que es captado por un sinfín de objetivos y que dará unas imágenes que volarán por el mundo en pocos minutos. En el interior aún del avión, se ve al presidente que es empujado por las manos de su mujer, sin duda no se han percatado de que la puerta ya está abierta. Él, con reacción casi instantánea, se da cuenta de que la imagen ha sido captada y reacciona de inmediato saludando, como si nada sucediera, acto de un verdadero profesional. Pero lo que había que ver, ya está visto y grabado por las cámaras de los profesionales, que no dejan escapar un segundo de noticia.

En minutos el mundo se inunda con las imágenes que además se afianzan con una bajada de escaleras de la pareja, a todas luces muy incómoda, sobre todo es ella quien mantiene la actitud de enojo y enfado, mientras él normaliza con porte de que «aquí no ha pasado nada» lo que acaba de ocurrir.

Este ojo que observa ve en este incidente, material muy interesante para llevar a cabo una reflexión, en la que me gustaría que ustedes también participaran y plantearan en su entorno. En un principio cuando lo vi en los medios, me quedé muy sorprendida, porque me pareció como impensable que cualquier discusión pudiera llegar hasta ese punto… pero casi inmediatamente, me dije a mi misma «menos mal que ha sido ella, porque si es él quien empuja y nos da esas imágenes, está muerto política y socialmente». La pregunta que les traslado y de ahí la reflexión ¿un acto de estas características tiene un significado diferente en función de quien lo inflija? La cuestión es muy, muy interesante. La posición mundial y diplomática, amén de la de la `mass media´, califican el incidente con importancia relativa, ya que no va más allá de lo meramente socialité. ¿Por qué? Porque ha sido una mujer la autora principal del «incidente» y porque en la mente colectiva está el: «se lo merecería», sin que ninguno tengamos información suficiente de qué pasó y qué provocó, con razón o sin ella, un incidente vergonzoso provenga de quien provenga.

Los actos son actos reprochables los haga un hombre o una mujer y no podemos dar o quitar importancia según el subjetivismo. Esto me lleva a la reflexión de que en muchas ocasiones no se actúa con el objetivismo que requieren los hechos, que es lo que debería suceder, y que estamos mediatizados por muchos mantras, sobre todo en el comportamiento, que nos hacen rehenes para no ser imparciales a la hora de juzgar y opinar.

¡A por junio!