Borrar
CON OJO DE MUJER

Un bastón solitario

Lo que hace intemporal al pensamiento y a la poesía, son los temas eternos: la muerte, el amor, el desengaño, la soledad… ·

Sábado, 3 de junio 2023, 05:00

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

He estado repasando mi biblioteca, buscando un libro «Quintero Gala, trece noches»… Hubo un tiempo en el que ambos eran almohada y cabecera de muchos. Cuando leo algo que realmente me interesa, siempre lo hago acompañada de un lápiz. Subrayo, interrogo, pregunto, busco respuestas y pinto ojos en aquello que me atrapa. Este libro está usado, muy usado, lleno de lápiz como si se tratara más de unos apuntes de una conferencia, que de un libro publicado.

El paso del tiempo lo dejó en una parte de la biblioteca, más bien olvidado y cuando saltó la noticia de la muerte de Gala, busqué al poeta, al filósofo de la vida, el que se uniera de por vida a un loco que, en la noche subido a su colina, enamorara a media España y más. ¡Qué lejos queda todo y qué actual se vuelve todo!

Lo que hace intemporal al pensamiento y a la poesía, son los temas eternos: la muerte, el amor, el desengaño, la soledad, la patria, la amistad, la vanidad, el destino…

La partida de estos dos hombres extraordinarios, cada uno en lo suyo, ha estado muy seguida en el tiempo, en ese que ya es eterno. Echo de menos, en estos momentos de vertiginosas noticias y cambios, el manejo del silencio y de la soledad.

Si quieren que les diga la verdad he sido consciente de la muerte del poeta, porque para mí fue un poeta, al escribir el artículo, después de digerir y atragantarme con la jornada electoral y la posterior convocatoria de elecciones generales, que ha descolocado a toda España. En este momento me siento bastón solitario, como esos más de tres mil que se han quedado sin su mano.

Este ojo que observa lo hace con la certeza de saber que es el propio ser humano, quien ha de decidir su camino y olvidar al destino. Quintero se quedó varado en el silencio del tiempo y Gala, a su manera, eligió por compañera de camino, en su último tramo, a la soledad buscada y deseada.

Me ha recordado siempre su retiro voluntario y en espera, al de Orín, la abuela y más anciana de la casa del árbol, que estando en perfecto estado de salud, se abandona a la creencia de que los viejos que ya no tienen dientes (por eso se los arranca), han de ser dejados en la cima del monte Narayama, para cumplir el destino de la renovación generacional, dejándose morir en esa voluntad, que aun siendo elegida en libertad, es casi incomprensible por el espectador. En la maravillosa película 'La balada de Narayama', Palma de Oro en 1983, dirigida por Shohei Imamura, se nos muestra la elección del camino.

Con esta reflexión que les comparto, también les insto a valorar aquello que mejor nos compone como seres pensantes y que sin duda nos identifica.

Para no sucumbir ante la incomprensión de los acontecimientos más cercanos y que nos atropellan, es necesario que no perdamos el verdadero objetivo y que no nos cansemos inútilmente en berrinches y enfados que sólo nos sirven para alimentar una úlcera de estómago que puede llevarnos a la desesperación.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios