Por un puñado de votos

Una victoria clara en votos de los populares y la recuperación de importantes consistorios y gobiernos autonómicos supondría el comienzo del fin del sanchismo antes del vuelco en las elecciones generales.

Sabedor de que se juega una plaza en el Falcon, Sánchez está poniendo toda la carne en el asador para seguir amarrado a la presidencia del Gobierno, aunque lo que está poniendo es más bien una montaña de miles de millones de euros para comprar votos de aquí a diciembre, buscando de manera especial el apoyo de los jóvenes que en su gran mayoría no quieren saber nada del sanchismo y sus deleznables alianzas con comunistas, golpistas y filoetarras.

Dentro de esa batalla, Castilla y León tiene una importancia relativa, por no decir menor. El PP obtuvo unos resultados tan deplorables hace cuatro años que solo tiene posibilidades de mejorar.

Dentro de esa debacle, Salamanca fue la única capital de la Comunidad que el PP pudo conservar en los comicios de hace cuatro años, y todo hace prever que Carlos García Carbayo mantendrá el bastón de la alcaldía tras el 28-M. Lo que en principio se juega en las urnas es la oportunidad de gobernar en solitario frente al suplicio de tener que hacerlo apoyado en Vox. Para lograr ese objetivo, el actual alcalde se ha rodeado de un equipo de fieles, sin ningún fichaje de relumbrón, mientras que los socialistas repiten con José Luis Mateos con pocas posibilidades de mejorar los resultados de 2019. La gran incógnita es hasta qué punto Vox, con candidatos inexpertos, podrá arrebatar a los populares los votos que volarán del saco de Ciudadanos.

La lucha se prevé muy reñida en Valladolid, donde el actual alcalde, Óscar Puente, y el popular Jesús Julio Carnero, empatan en las encuestas, mientras que también estarían igualados los minoritarios de la ultraizquierda de Valladolid Toma La Palabra y los de Vox. La victoria se decidirá por detalles, por un dedo o por una pierna rota, o incluso por las escaleras mecánicas inauguradas por Puente a quien quiere imitar Carbayo en Salamanca.

Los sondeos indican que León caerá esta vez del lado de la formación que preside a nivel regional Alfonso Fernández Mañueco, con una aspirante 'novata', Margarita Torres, que podría gobernar apoyada en los verdes de Santiago Abascal. Algo parecido ocurre en Segovia, donde también se atisba vuelco electoral a favor del popular José Mazarías. Esas mismas eran perspectivas en Burgos, pero la pelea por la cabeza de la lista, decantada al final en favor de la senadora Cristina Ayala, ha provocado fisuras internas en el partido y la victoria del PP no está asegurada. Ávila y Palencia se suman a esa tendencia de ascenso imparable de las candidaturas populares aunque en la capital abulense esa subida no sería suficiente para vencer al pacto de Por Ávila con el PSOE y en Palencia podría necesitar una alianza con Vox. En Zamora se atisba una nueva victoria de IU, aunque esta vez tendrá que pactar con el PSOE, que le ha comido terreno. Y en Soria los socialistas podrían perder la mayoría absoluta y se verían obligados a pactar con UP e IU.

En todo caso, solo son encuestas. El futuro de España y el fin de la pesadilla depende de un puñado de votos, el suyo y el mío entre ellos.