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Opinión

Política de catástrofes

España no ha aprendido la lección del coronavirus y en cuanto asoma una amenaza de pandemia ya empiezan las batallas políticas

Domingo, 18 de agosto 2024, 06:00

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Hace dos años por estas fechas todavía estábamos lamentando el desastre que supuso el incendio de Monsagro, uno de los más voraces de la historia de Salamanca. Fue el de 2022 un verano muy duro para el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y para su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones. Ya entonces pedíamos en estas mismas páginas que el Gobierno regional tomara medidas para evitar en lo posible que se repitan catástrofes como la de la sierra salmantina y lo cierto es que Medio Ambiente se puso las pilas y acometió las dos tareas que todos veíamos como fundamentales para mejorar la lucha contra el fuego: la ampliación del número de trabajadores forestales que permanecen activos durante todo el año, y no solo en verano, y la dotación de más medios antiincendios.

Ayer el consejero vino a Salamanca mucho más tranquilo y hasta cierto punto orgulloso del despliegue de este verano y de los resultados en la lucha contra el fuego desde finales de junio. Está siendo una de las mejores temporadas (toquemos madera), con 1.600 hectáreas quemadas en toda Castilla y León (solo el incendio de Monsagro calcinó 7.000 hectáreas), aunque es pronto para echar las campanas al vuelo, porque todavía quedan dos meses de riesgo. Un dato representativo de la eficacia del actual dispositivo montado por Medio Ambiente es que la gran mayoría de los incendios en la Comunidad ha sido apagados antes de llegar a quemar una hectárea de terreno (426 de 550). En los meses en la provincia de Salamanca se han instalado 21 cámaras de vigilancia y se ha incrementado en 68 el número de técnicos y operadores, y ayer mismo se estrenaba el Centro Provincial de Mando. Eso no garantiza que no vaya a repetirse una catástrofe como la de Monsagro, pero con más medios es más difícil y en caso de producirse estaríamos mejor preparados. Eso sí, no podríamos evitar que Pedro Sánchez viniera a nuestra tierra a sacarse la foto ataviado con traje de campo para de paso acusar a la Junta del desastre en Castilla y León mientras que en Navarra, de producirse algo similar, sería por el cambio climático.

En otros ámbitos catastróficos no parece que estemos mejor preparados que hace unos años. Me refiero al asunto de las pandemias que ha vuelto a la palestra con motivo de la emergencia internacional decretada por la ONU sobre la viruela del mono. El Gobierno de Pedro Sánchez se hartó de anunciar y prometer que España pondría en marcha un plan para hacer frente a epidemias como la del coronavirus pero, como en tantos otros frentes, lo suyo es puro cuento y a la hora de trabajar sus ministros están a otras cosas, a regalar cuanto pidan los separatistas, por ejemplo.

A Sánchez le encantaría volver a encerrarnos para poder clausurar el Parlamento de forma inconstitucional, como hizo en 2020, y para mentir sobre la existencia de un gabinete de expertos o la inutilidad de las mascarillas, pero parece que no va por ahí el virus del mono. Según los expertos consultados por LA GACETA, esta pandemia no tiene nada que ver con la covid y, aunque seguro que habrá casos en España de la nueva variante, el peligro está muy lejos de constituir una amenaza global que justifique un confinamiento. La agencia de salud pública de la UE considera el riesgo por la mpox «muy bajo». Mecachis, Sánchez se quedará con las ganas.

De momento, empezamos ya con la batalla política, con la presidenta de la Comunidad de Madrid pidiendo medidas en el aeropuerto de Barajas que el Gobierno sanchista no aplicará de ninguna manera, sobre todo por pedirlo quien lo pide.

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