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La pinza

Los de Vox ensayaron ayer 'la pinza' contra el PP aprobando una iniciativa parlamentaria que busca controlar a los medios

Jueves, 26 de junio 2025, 06:00

Vox ensayó ayer la 'pinza' contra el Partido Popular de Alfonso Fernández Mañueco en las Cortes de Castilla y León aliándose con la izquierda y la extrema izquierda para sacar adelante la reforma de la Ley de Publicidad. Los cambios en la normativa, a los que se opuso el PP, no tienen por objeto ayudar a salir adelante a los medios de comunicación de la Comunidad, que no atraviesan sus mejores tiempos, sino que pretende amordazarlos con un mayor control y con la amenaza de retirarles la publicidad institucional.

Uno de los apartados más conflictivos de la reforma aprobada ayer con los votos del PSOE, Vox y Podemos es el que prohíbe la publicidad institucional a medios de que hayan sido condenados en sentencia firme de forma reiterada (dos veces en los tres últimos años o tres o más veces en los últimos cinco años) a rectificar informaciones inexactas. Es una espada de Damocles sobre los periódicos en papel, los digitales, las radios y televisiones, que obligará a sus responsables a publicar cualquier rectificación que se les pida, se veraz o no, sea exacta o inexacta, para evitar el castigo.

El otro punto que apunta a ese intento de control político de los medios de información es la creación del Consejo de Evaluación y Seguimiento de Televisión Castilla y León, consejo cuyos miembros podrán nombrar a su antojo los partidos de la 'pinza', en un intento por marcar la línea y los contenidos de TVCYL.

La excusa de la ultraderecha y la izquierda radical para aprobar esta reforma es evitar el uso discrecional de la publicidad que contrata la Administración regional con los medios, pero en realidad tanto el PSOE como Podemos y Vox lo que intentan es limitar la libertad de prensa, siguiendo el ejemplo inmaculado de su líder supremo, Pedro Sánchez, que en ese campo ha demostrado ser un maestro.

Resulta inconcebible que los discípulos de Santiago Abascal se presten a este tipo de campañas, pero no es tan extraño si tenemos en cuenta que el objetivo de los verdes no pasa por derrocar al sanchismo sino por perjudicar al PP.

Sánchez ha intensificado su estrategia para vigilar y condicionar a los medios de comunicación que le critican y para ello no ha dudado en recortar la publicidad del Gobierno a los 'díscolos' mientras engorda las cuentas de los complacientes. Es una campaña declarada y anunciada tras aquellos famosos cinco días de meditación en los que se sintió víctima del fango y de los bulos sobre la corrupción de su entorno más cercano, desde su mujer a su hermano pasando por quienes fueron sus dos manos derechas y su fiscal general de confianza. El mismo fango y los mismos bulos que se han convertido en pruebas contundentes, en imputaciones y en procesamientos, gracias a la UCO y los jueces. También Sánchez quiere imponer multas elevadas a quienes difundan «información falsa», tomando por falsa cualquier noticia que no le beneficie. A eso se añade la limitación del acceso a fuentes oficiales, los vetos a los periodistas incómodos en sus ruedas de prensa sin preguntas o los comités de verificación manejados por el propio Gobierno.

Los periodistas que buscan la verdad y publican las noticias contrastadas de los casos Begoña, el Hermanísimo, Ábalos, Koldo, Cerdán y García Ortiz son tratados como enemigos del régimen sanchista. A otra escala, Vox ha sumado sus fuerzas a los sanchistas para intentar algo parecido en Castilla y León.

A Abascal nunca le ha gustado la prensa, ni siquiera la más cercana a los postulados de Vox. Y se nota.

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