Nuevo timo de Renfe
Los nuevos servicios de Renfe a Madrid son lo más parecido a un timo: más, caros, más lentos y encima con transbordo
Lo de Renfe con los viajeros salmantinos es puro cachondeo. No solo se niega a reponer la cuarta frecuencia del Alvia, sino que anuncia a bombo y platillo nuevos servicios a Madrid, como si fueran la panacea que iba a acabar con el desastre de las comunicaciones con la capital de España, y resulta que los nuevos trayectos son más lentos y más caros. Mucho más caros.
La compañía y el ministro camorrista que la controla parecen decir a los sufridos salmantinos: no queréis caldo, pues tomad dos tazas. ¿Os quejáis de que no hay suficientes trenes rápidos?, pues ahí os van unos cuantos más lentos todavía.
Hay que tener muy mala uva para sacar a la venta esos nuevos billetes que cuestan el triple que los normales (de veinte a sesenta euros), que incluyen la incomodidad de tener que hacer transbordo, y para colmo tardan tanto o más que los lentos y antediluvianos Media Distancia de toda la vida.
Hay que tener un rostro de piedra para prometer una y otra vez que volverá el cuarto Alvia y seguir barajando excusas cambiantes según la temporada: que si faltan pasajeros, que si faltan locomotoras, que si no hay maquinistas… Y así vamos ya para cuatro años sin que a Óscar Puente y sus patéticos antecesores se les caiga la cara de vergüenza.
Me pregunto dónde están los dirigentes del PSOE salmantino que de vez en cuando se unen a las concentraciones y a las declaraciones reivindicativas de la provincia. Quizás el sonrojo por la amnistía les mantiene paralizados y mudos.
El Gobierno sanchista maltrata a Salamanca porque le importamos un bledo. No es aquí donde el del Falcon se juega el cocido, y ahora mismo está solo para apostar allí donde puede sacar provecho. En Salamanca los socialistas sacan un diputado en las generales, así se hayan invertido cero euros del Estado durante cuatro años, y por eso no se esfuerzan.
Hay muchos miles de salmantinos que votan PSOE por costumbre, por tocar las narices al PP y más que nada porque sí.
En general los votantes no tenemos conciencia crítica, ni memoria. Si los españoles tuviéramos memoria, habríamos mandado a paseo a Sánchez a las primeras de cambio, después de la que nos lio con la pandemia. Se acaban de cumplir cuatro años del primer confinamiento y ya nadie le echa en cara cuánto se esforzaron el trío calavera, Sánchez Illa y Simón, por hundirnos en la miseria. Cuando el Gobierno llamaba a acudir en masa a la manifestación feminista del 8-M a sabiendas de que el virus se estaba expandiendo a velocidad del rayo, cuando nos decían que no nos pusiéramos mascarilla porque creaba una falsa sensación de seguridad, cuando nos engañaban con un comité de expertos que nunca existió, cuando nos sometían al más largo y férreo encierro, saltándose la Constitución para amordazar el Congreso y pisotear nuestros derechos.
Se nos ha olvidado cuál fue el resultado: España batió todos los récords de contagios, fallecimientos y hundimiento de la economía.
Ya nos hemos olvidado de los indultos a los golpistas y pronto nos olvidaremos de ese atentado a la democracia, a la igualdad, al Estado de Derecho, a la separación de poderes y a la dignidad de todos los españoles que supone la aprobación a la carta de una amnistía a cambio de siete votos. Y pronto no recordaremos quién era Koldo, ni un tal Ábalos, como ya nos hemos olvidado de las famosas maletas de Delcy.
Todo esto se les olvidó a unos cuantos miles de salmantinos y a casi ocho millones de españoles en julio pasado. Así andamos de memoria, casi tan mal como de trenes.