Nobel al ridículo
El Gobierno de Sánchez merece ya recibir el premio al mayor ridículo internacional con su apoyo a terroristas y dictadores
Pedro Sánchez parece empeñado en conseguir el premio Nobel al ridículo internacional. Si hubiera un galardón al Gobierno que más ha hecho por hundir el ... prestigio de un país, el Ejecutivo sanchista se lo llevaría por unanimidad. La última bufonada merecedora de galardón ha sido el apoyo a esa flota que ni llevaba alimentos ni llegó a ninguna parte, un disparate que se suma a estos siete años de abrazar a dictadores y sátrapas, de bailar al son del rey de Marruecos y del comunista chino Xin Jin Ping, de abrazar la causa de los terroristas palestinos, de desafiar a Donald Trump y de poner en riesgo nuestra continuidad en la OTAN. No es una novela: es la película de terror de la política exterior.
El pasado viernes se confirmaba otro papel bochornoso de nuestro Gobierno, amigo y aliado del tirano Nicolás Maduro gracias a la mediación interesada y seguramente provechosa del inefable Rodríguez Zapatero, cuando la opositora Corina Machado recibió el premio Nobel de la Paz. Ese galardón es una bofetada moral para quienes hasta ayer conspiraban para dar legitimidad a un dictador. Personajes como Zapatero o Pablo Iglesias y el resto de socios comunistas del Gobierno que han cobrado de la dictadura bolivariana.
La extraordinaria habilidad del sanchismo para colocarse del lado equivocado de la historia se ha confirmado con el éxito de los planes de Trump, convertido en pacificador mundial y contra el que Sánchez ha intentado liderar un movimiento de radicales de izquierda, desharrapados y tercermundistas. Llevado por el pacifismo prorruso de sus socios de Podemos, ha intentado engañar con la firma del 5 % de gasto de PIB en defensa pero el tiro le ha salido por la culata y Trump ya le ha avisado de que puede promover la expulsión de España de la OTAN.
Con el presidente norteamericano, pocas bromas. Salir de la OTAN o verse arrinconado en ella conlleva un escenario muy peligroso. Significaría dejar de formar parte de las reuniones sobre seguridad continental y quedarse aislado ahora que Europa vive temblores: guerra en Ucrania, tensiones en Oriente Medio, conflictos crecientes con Rusia. Y el vecino marroquí siempre al acecho de Ceuta y Melilla.
Ser miembro activo de la OTAN supone gasto militar pero permite el acceso a inteligencia de alto nivel, cooperación estratégica, operaciones conjuntas y un poderosísimo respaldo en caso de conflicto. Renunciar a la Organización supone debilitar la defensa nacional y exponer a España y a los españoles a peligros ciertos en un mundo lleno de incertidumbres.
Por eso el PP acertó el viernes al anunciar que elevará el gasto en defensa al 5 % del PIB cuando llegue al poder, mientras que la ministra del ramo, Margarita Robles, mintió cuando aseguró que «España es un socio fiable de la OTAN y EEUU lo sabe». ¿Fiable un socio que firma un compromiso y a la media hora dice que no lo va a cumplir? ¿Fiable Sánchez que ha incumplido, mentido y engañado a troche y moche desde que llegó al poder?
En fin, que el Gobierno se ha quedado sin su cortina de humo favorita, la guerra en Gaza, y ahora sus ministros lloran a moco tendido tras el anuncio de la paz trumpiana. A estas horas en Moncloa un equipo de unos ochocientos asesores trabaja contrarreloj para encontrar un foco de tensión que aparte la mirada de los españoles de sus casos de corrupción. Las maravillosas andanzas de Ábalos, Cerdán y Koldo con los sobres de chistorras en la sede de Ferraz y los picantes diálogos del trío del trinque sobre prostitutas en hoteles y paradores deben ser ocultados a toda costa. Lo intentarán y volverán a hacer el ridículo.
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