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La Junta que preside Alfonso Fernández Mañueco ha comenzado a corregir el rumbo tras el abandono del barco por parte de Vox. Uno de los destrozos provocados por los hombres de Santiago Abascal en Castilla y León era la ruptura del diálogo social con los sindicatos y la patronal, a los que la Consejería de Veganzones les había recortado las ayudas y les había cercenado el servicio de mediación laboral Serla. Lo primero que ha hecho la sucesora del titular de Industria y Trabajo ha sido reunirse con los interlocutores sociales para recomponer las relaciones. Leticia García (PP) ha avanzado que su intención es mantener con los representantes de los trabajadores y los empresarios una «interlocución fluida» y normalizar el funcionamiento del Serla.
Esta es la diferencia entre el Partido Popular y el Partido Sanchista. Los de Alberto Núñez Feijóo no aceptaron el chantaje de Abascal. Prefirieron romper los pactos en las autonomías a rechazar la solidaridad con Canarias y Melilla y sus cientos de menores extranjeros no acompañados. Por el contrario, Sánchez y los suyos han asumido todos y cada uno de los chantajes a los que les han ido sometiendo sus insaciables compañeros de viaje. Desde los indultos a la amnistía, pasando por la reforma del código penal para suprimir la rebelión y rebajar la malversación de caudales públicos.
Ahora unos tienen la conciencia tranquila y pueden dormir por las noches y otros pueden seguir durmiendo (en el colchón de La Moncloa) porque sencillamente no tienen conciencia.
En las últimas horas hemos ido conociendo nuevas cesiones a los golpistas catalanes por parte del Gobierno que debería ser de la nación. Tras prometer 1.520 millones de todos los españoles para que mejorar el servicio de cercanías catalán y anunciar el traspaso a la Generalidad de la gestión de las becas y los proyectos de investigación, ayer Sánchez acudió a territorio independentista para prometerle al 'president' Pedro Aragonés la gestión del Ingreso Mínimo Vital, ese desastre en manos de José Luis Escrivá.
El siguiente atraco a las arcas del Estado, es decir, a nuestros bolsillos, será la condonación de 15.000 millones de la deuda que la Generalidad mantiene con todos los españoles, dineros que Aragonés, Puigdemont o Quim Torra han dilapidado con alegría durante los últimos años en su política de persecución del español, en financiar embajadas donde se conspira contra España y en sufragar las radios y las televisiones catalanas que apoyan a los golpistas.
La máquina registradora de la Generalidad seguirá marcando a cuenta de nuestros bolsillos. El siguiente robo será una financiación a la carta para Cataluña, un sistema muy parecido al del País Vasco, que ya nos escamotea unos mil quinientos millones de euros anuales al resto de los españoles. Será la ruina del resto de comunidades autónomas, pero a Sánchez todo le parece barato.
En conclusión, que mientras Feijóo, Mañueco y el resto de presidentes regionales del PP no tragan con el ultimátum del veto a los menas, Sánchez traga con todo lo que le echen. No hay chantaje que no esté dispuesto a aceptar, por abusivo y discriminatorio que parezca. Y aun así, puede que no consiga el favor de Puigdemont, porque la amnistía sigue atascada. Eso le llevará a mantener el gobierno paralizado lo que resta de legislatura. Al del Falcon no le importa, porque para él lo sustancial es estar, no gobernar.
Y les confieso una cosa: casi mejor que no gobierne. Para seguir aplicando sus políticas de ingeniería social neocomunista, de ataque a las libertades y de gasto sin límite, casi mejor que se esté quietecito.
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