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Jugando con fuego

Los socialistas de Salamanca juegan con los fuegos como arma contra el PP porque necesitan arañar votos. Acabarán quemados

Domingo, 14 de septiembre 2025, 06:00

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Los incendios de este verano han dejado en Salamanca cicatrices que tardarán en borrarse. No solo en los montes arrasados, también en el ánimo de los vecinos que vieron cómo las llamas amenazaban sus casas y en la memoria colectiva de una provincia que sabe lo que significa vivir pendiente del viento y del calor en julio y agosto. Pero si algo añade todavía más desazón a una tragedia así es el empeño de algunos en aprovechar la desgracia para arañar un puñado de titulares y desgastar al contrincante político. Y en eso, el PSOE de Salamanca ha demostrado ser todo un experto.

El pleno extraordinario celebrado en La Salina el pasado viernes lo demostró. Los socialistas, que fueron quienes lo convocaron, llegaron con el discurso aprendido: la Diputación «ha estado desaparecida», los parques de bomberos «cerrados o desabastecidos», y los profesionales «desamparados».

La realidad fue muy diferente. Ahí están las cifras que aportó el delegado de Protección Civil, Roberto Martín, detallando dotaciones y efectivos en cada uno de los grandes incendios. El dispositivo provincial estuvo allí donde se le llamó, trabajando junto a los efectivos de la Junta, los ayuntamientos y los voluntarios. Asunto diferente sería reconocer que este verano hemos sufrido fuegos imposibles de detener, ni siquiera con muchos más medios y personal. Con el monte lleno de arbustos tras una primavera lluviosa, con un calor tremendo y con vientos fuertes, las llamas son imparables.

Pero los socialistas iban al Pleno a lo suyo, a esparcir basura maloliente, y no querían saber nada de soluciones. Así, cuando el PP ponía sobre la mesa una modificación de crédito de 4 millones de euros para reforzar los equipamientos contra incendios en los pueblos, con voluntad de acelerar plazos y que los consistorios dispusieran del dinero cuanto antes, la respuesta socialista fue negarse a incluirlo en el orden del día. El espectáculo, en consecuencia, quedó servido: mucho ruido de denuncia, pero ni un solo euro para prevención porque lo importante no era ayudar a los municipios, sino atacar al adversario político.

No hay ahora mismo ninguna estrategia conocida que permita desterrar la posibilidad de nuevos incendios de sexta generación el verano que viene, pero al menos la Diputación y la Junta de Castilla y León se han puesto de acuerdo para crear anillos de protección en los municipios, para comprar maquinaria para extender los cortafuegos y para habilitar fondos de apoyo a los pequeños pueblos que no tienen medios propios. Frente a eso, el PSOE sigue instalado en la crítica hueca y la consigna de la catástrofe.

Es verdad que todo dispositivo es mejorable. Sería ingenuo pensar lo contrario. Pero una cosa es asumir que siempre hay margen de perfección y otra muy distinta es intentar dibujar un panorama de abandono y dejadez que no se corresponde con la realidad.

La culpa de los incendios de este verano corresponde al descuido de los montes, a las políticas ultraecologistas que impiden el aprovechamiento de los pastos y la gestión forestal, a las altas temperaturas, el viento y la mano criminal de quienes prenden fuego al bosque. El Gobierno de Pedro Sánchez debería haber invertido más en hidroaviones contra el fuego y la Junta también podría mejorar el número y las condiciones laborales de los trabajadores forestales. Pero intentar sacar rédito político de esta tragedia es caer muy bajo. Los socialistas juegan con fuego y se agarran a una rama ardiendo para intentar arañar votos en una provincia donde hace décadas que pierde todas las elecciones. Acabarán quemados.

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